Si para el PRO la elección de la Ciudad en mayo pasado fue un parteaguas que marcó su relación con La Libertad Avanza, la elección de septiembre en la Provincia tuvo un significado particular y marcará, en buena medida, lo que se hará en la campaña para octubre, para la que se agita un fantasma de desmovilización partidaria. En las filas del partido que conduce Mauricio Macri no hay pases de factura a cielo abierto, pero hay una interna -que sin ser tan resonante como la del peronismo- tiene su propia dinámica. La escena del quiebre del bloque de Diputados de la última sesión no hizo sino echar luz a aquello que se decía por debajo: "Hay cosas que nos emparentan con Milei, pero nosotros creemos en la educación y en la salud pública de calidad, nuestras gestiones van en ese sentido", explicó un conocedor del espacio. Para quienes conocen lo que sucede tras bambalinas, hablan de dos momentos cruciales: la mesa política propuesta por Macri en el verano pasado -y que fue prácticamente menospreciada por los armadores de Javier Milei- y la mala elección en la Ciudad, que precipitó todo. "Por eso Mauricio dice que no habla hace un año. El propuso esa mesa y no hubo respuesta. Después vino lo de la Ciudad con una campaña en la que se dijo de todo y el resultado hizo que Milei se sintiera con el poder para imponer", resume una voz del PRO. Allí se conformaron dos sectores bastante claros entre quienes pedían una alianza casi a cualquier precio y los que proponían un armado más amplio que no borrara la marca del PRO de la campaña. Si bien eso es pasado, también impacta sobre el presente y el futuro político: "Lo que se habló en la reunión de esta semana fue que nosotros vamos a mantener nuestro propio bloque, que va a ser claramente más chico, pero lo vamos a mantener", dicen respecto a lo que pasará luego del 10 de diciembre en el Congreso. Sin embargo, lo más inmediato es la campaña de cara a octubre y es allí en dónde se encienden alarmas por una hipótesis que, hasta ahora, los analistas le asignaban al peronismo bonaerense: están quienes temen por una desmovilización de los intendentes y de la militancia del PRO. Entre los motivos de quienes se oponían al desdoblamiento llevado a cabo por Axel Kicillof, el cristinismo y La Cámpora sostenían que después de septiembre los intendentes no pondrían el cuerpo para una nueva campaña, sobre todo cuando ya se hubieran asegurado su representación en los Concejos Deliberantes. El armado de las listas en septiembre fue tan tumultuoso para La Libertad Avanza y el PRO que hubo intendentes que se sumaron a otras fuerzas o que fueron con boletas cortas. Ahora, la docena de jefes comunales -según esta hipótesis- tienen aún menos en juego. "No va a haber motivación para hacer campaña. No pudiste tallar en las listas nacionales y a los intendentes les impusieron (en su mayoría) listas con poca gente propia. No participás del comando de campaña, de las decisiones sobre el discurso ni sobre nada. Va a existir poquísima motivación para tocar timbre, para repartir un volante, para hacer un acto con un candidato", grafican. En la provincia el PRO, además, tiene "pocos candidatos propios" que sean asociables con el amarillo y además hay un mal recuerdo de septiembre, cuando la denuncia sobre Karina Milei, afirman, "impactó fuerte". "En las mesas de campaña nos rompían las boletas en la cara, nos tocaban bocina y nos mostraban tres dedos. Fue muy fuerte eso", explicó alguien que caminó el conurbano. Finalmente, la fiscalización es otro punto a discutir. En septiembre hubo algunos puntos negros en ese aspecto. El partido de Macri tiene experiencias y personas para desempeñar ese rol: "A esta altura del partido, todavía no nos enteramos de que estén buscando fiscales", alertaron.