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La visita del secretario del Tesoro,Scott Bessent, a la Argentina fue exprés pero todavía dejó muchos comentarios, más por lo que no se reveló respecto a las reuniones y conversaciones en esas 12 horas en Buenos Airesque por lo que efectivamente se dio a conocer en una declaración grabada del gobierno de Javier Milei. De hecho,el hermético almuerzo con un grupo selecto de empresarios contó con un invitado "fantasma" en la mesa, además de algunospedidos puntuales que se llevó el enviado de Donald Trump. Mientras, China no agotó su reacción en la lapidaria carta posterior contra la prédica anti-swap de Bessent: se vienen más "cositas" por parte de Beijing.
"Yo no debería estar acá, tengo varios problemas en mi país", confesó el funcionario -medio en broma, un poco en serio- en un reducido y hermético almuerzo con una parte estratégica del Círculo Rojo de la Argentina que se ajusta a los intereses de la Casa Blanca, previo a su escala en la Casa Rosada. Dejó en claro que la visita constituía un signo de apoyo político a las medidas y decisiones riesgosas que toman desde el Gobierno, palabras más, palabras menos. Pero también escuchó con particular atención lo que los otros comensales tenían para decir.
Es que si bien el grueso de la expectativa estaba puesta en la cita con el Presidente por la posibilidad del anuncio de una línea de crédito bilateral que no llegó, hubo otros compromisos en la agenda del funcionario. De hecho, el "toco y me voy" de Bessent por Buenos Aires cayó por sorpresa incluso para quienes conversaban con él hace tiempo sobre la posibilidad de una escapada al Sur. En la consultora de lobby "Tactic", el verdadero back channel del gobierno de Milei con el círculo de Trump, trabajaban sobre un calendario de visita para más adelante pero Bessent se anticipó y definió el "timing" de su visita.
Bajo el amparo del "off americano" -como se suele etiquetar a aquellas citas cuyo contenido no puede desclasificarse-, la tenida de una hora incluyó a algunos de los empresarios y empresarias más influyentes del sector Oil & Gas argentino. La conversación, aunque amena, contrastó con su clima descontracturado con la aristocrática puesta en escena en el Palacio Bosch. Incluso con otro almuerzo que muchos de los presentes habían compartido apenas unos días antes con Ashok Pinto, un engranaje clave del Departamento de Comercio, donde todo el intercambio fue mucho más "protocolar".
En el selecto grupo que compartió mesa con Bessent, Infobae consignó a Marcelo Mindlin (Pampa Energía), Federico Elewaut (Citi Argentina) Mariana Schoua (vice de Amcham y titular de Aconcagua Energía Generación); Pierpaolo Barbieri (Ualá) -conocido de Bessent de sus años con George Soros cuando el fondo invirtió en la billetera virtual-; Javier La Rosa (Chevron Latinoamérica); Martín Genesio (AES) y Martín Pérez de Solay (Glencore Argentina).
Hubo un octavo invitado "fantasma" sentado en la mesa con Bessent, aunque su nombre no trascendió entonces, que El Cronista pudo confirmar. Se trata del empresario Francisco de Narváez, quien participó del encuentro con el secretario del Tesoro estadounidense y autoridades de la embajada del norte. Un dato curioso es que, en la previa del almuerzo, no había confirmaciones claras ni siquiera entre los responsables en las áreas de RR.PP. de cada una de estas empresas sobre qué otros CEOs estarían en el convite. Las invitaciones se cursaron y manejaron en el nivel más alto.
Por el tenor de los participantes, está claro el interés particular de Estados Unidos por dos de las fuentes de riqueza de la Argentina: la energía y la minería. No es de extrañar que haya sido una de las palancas accionadas por el Gobierno como apuesta para mejorar su situación macroeconómica en el mediano y largo plazo, en una continuación de la gestión anterior.
En 2024, la balanza históricamente deficitaria de la Argentina con los Estados Unidos marcó por primera vez en 18 años un superávit de u$s 229 millones a favor de la Argentina. En gran medida, gracias al renovado impulso del sector Oil & Gas que concentró el grueso de la IED de ese país el año pasado y un tercio de las exportaciones. Si se añaden los metales y algunas manufacturas, supera el 60% en el universo de exportaciones totales de la Argentina a EE.UU.
La segunda razón estratégica de Estados Unidos para asegurarse un acceso privilegiado a las riquezas minerales de la Argentina tiene que ver con la idea de una "Doctrina Monroe 2.0", una referencia a la que apeló China en su carta de reacción tras la partida de Bessent y no de forma casual: la nueva América para los americanos para recuperar terreno perdido ante China.
No solo se trata de petróleo y gas no convencional sino también de aquellas riquezas que se esconden en las llamadas "tierras raras". Paradojas al margen, Estados Unidos obtenía parte de esos recursos de China y ahora busca proveedores alternativos y más alineados en el campo geopolítico.
La misma mecánica que llevó a Arabia Saudita a ser el socio natural de Estados Unidos cuando un reporte de inteligencia geopolítica del Departamento de Comercio y el Departamento del Estado en los años '50s identificó ese enclave como el reservorio petrolero estratégico para la industria estadounidense.
El propio FMI, donde Washington retiene el poder de veto, consigna este alineamiento del norte con la Argentina en lo que refiere a su potencial energético en varias oportunidades de las 138 páginas del acuerdo. "Basándose en los impresionantes esfuerzos continuos para desregular la economía, el programa busca profundizar las reformas estructurales para impulsar el crecimiento de Argentina, incluyendo su vasto potencial en energía y minería", deja en claro. Cita los casos de Vaca Muerta y las reservas de litios y cobre, "de las más extensas del mundo" que existen en el país.
Bessent quiso saber ante los empresarios de qué manera podía ayudary la respuesta prácticamente unánime apuntó a las dificultades de infraestructura que registra el país, condiciona la capacidad de producción y exportación y que se profundizaron desde el cierre de la obra pública y la limitada capacidad de las provincias para suplirla. Algunos de los CEO presentes deslizaron la idea a Bessent que Washington colabore en impulsar una línea de financiamiento por parte de los organismos bilaterales, como alguna vez se intentó en la gestión de Mauricio Macri con la OPIC.
En aquel entonces, la gestión de Jorge Faurie llegó a impulsar una cartera de proyectos privados ante la llamada Overseas Private Investment Corporation, un organismo gubernamental financiero de los Estados Unidos. Incluso le abrió las puertas del Palacio San Martín en una visita de sus funcionarios a Buenos Aires, para oficiar de puente con los empresarios locales.
La hija del presidente norteamericano, Ivanka Trump, jugó un rol central en esos acuerdos. Hoy hay tres funcionarios de peso del trumpismo sentados en el Directorio de OPIC a los que la Argentina tiene llegada: el secretario de Estado, Marco Rubio; el secretario de Tesoro, Scott Bessent y el secretario de Comercio, Howard Lutnick. El último recibió al canciller Gerardo Werthein el día después del inicio de la guerra arancelaria. Con los dos primeros, la Casa Rosada tiene vasos comunicantes a través de Tactic.
Esa misma jornada, en un avión negro, aterrizó en la Argentina una segunda comitiva encabezada por Matt Schlapp, cabeza de la CPAC, y Soledad Cedro, titular de la CPAC Argentina y parte de Tactic. Junto a ellos estuvieron los empresarios Robert Citrone y Matt Dellorfano, del fondo de inversión Discovery, y muy cercano al ministro de Economía, Luis Caputo, además de un asiduo visitante con intereses en la Argentina desde los '90. Hasta el asesor presidencial Santiago Caputo, de activo vínculo con los referentes de la CPAC, se fotografió con ellos como antes lo había hecho con el lobista y estratega político Barry Bennett, cabeza de Tactic. La foto era el mensaje.
Citrone se refirió a la Argentina como una "tormenta perfecta" de oportunidades para la inversión, al referirse al reciente anuncio de liberación parcial del cepo, las desregulaciones, el acuerdo con el FMI y dos de las reformas comprometidas con el organismo: la laboral y la tributaria. En su visita número 73 a la Argentina, Citrone le manifestó a Milei su voluntad de invertir en varias áreas estratégicas. "Nunca ví un momento así", dijo visiblemente entusiasmado.
Cómo sigue la negociación comercial entre Argentina y Estados Unidos y la jugada de China
La expectativa en el futuro inmediato está puesta ahora en cómo evolucionarán los vínculos comerciales con Estados Unidos y hasta qué punto se podrán recalibrar hacia un escenario de "arancel cero" como algunos quisieran -y pregonan- con las obligaciones que fija la permanencia en el Mercosur.
De movida, la expectativa se focaliza en el universo de 50 productos que deslizó el Gobierno nacional como parte de un paquete de negociación que abarca el 70% del intercambio bilateral. Los porcentajes coinciden, en principio, con el sector que abarca la energía y la minería, aunque hay cabida para algo más.
En la semana previa a la visita de Bessent a la Argentina, otro funcionario de menor exposición pero con un rol clave para enlazar inversores con los intereses estratégicos de Estados Unidos desde el área de Mercados Globales del Departamento de Comercio. En su paso por Buenos Aires junto a empresarios del norte,Ashok Pinto mantuvo reuniones con la secretaria de Energía, María Tettamanti, el secretario de Minería, Luis Lucero, y el responsable de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería, el embajador Luis María Kreckler.
Pinto está vinculado además a otra arista donde Washington presiona desde hace tiempo: las patentes y los registros de propiedad intelectual. En su último informe 2025, la Oficina del Encargado de Comercio Exterior de los Estados Unidos advirtió que era una materia adeudada por la Argentina, en particular en los sectores farmacéutico y agroquímico. Cuestionan el "alcance restringido" por la legislación argentina y la "protección insuficiente contra el uso comercial desleal y la divulgación no autorizada de datos de prueba y de otro tipo no divulgados" y el "largo proceso de aprobación comercial".
De todo ello tomó nota el Gobierno nacional que entiende que la Argentina forma parte del tablero de disputa geopolítica entre China y Estados Unidos, pero también lo hizo China. Por eso ni la visita de Bessent ni su presión pública contra el swap los sorprendió. Ya habían escuchado la misma exhortación, solo unos días antes, en boca de Mauricio Claver-Carone, enviado especial para América latina de Trump.
La carta de respuesta que difundió la embajada china con duras acusaciones contra Washington va en línea con los tuits que dispara sistemáticamente la Cancillería de ese país en el mismo lenguaje de Trump, un tono poco habitual para el registro de ese país. Eso fue de la mano con una ola de burlas en las redes sociales de chinos explicándoles a los estadounidenses que necesitan una revolución para recuperar el país. Los hicieron "pobres, gordos y adictos", señalan. También subieron videos en las redes elaborados con IA donde se ve a obreros estadounidenses elaborando los productos que habitualmente se adquirían desde China.
"Parece que se terminó la paciencia estratégica con Estados Unidos", comentó un sinólogo argentino a El Cronista, de aceitado acceso con Beijing. "Con Trump afloró el nacionalismo y ahora les despertaron el ego a los chinos", añadió. Destacó, no obstante, que detrás de las amenazas y chicanas hay una disputa que asoma en el horizonte por el ascenso del yuan como moneda internacional y la disputa final con el dólar en ese campo que cruza de manera transversal todas las dinámicas del tablero global.
China le envió su propio mensaje a la Casa Rosada cuando en su extensa carta reveló parte tensión en el FMI detrás del acuerdo con la Argentina. "Cabe destacar que la renovación del swap también ha desempeñado un papel importante en la obtención del financiamiento pertinente del Fondo Monetario Internacional (FMI)".
Mientras Washington y Beijing se miden en público -y negocian por lo bajo, como admitió el propio mandatario estadounidense el jueves último-, el gobierno de Xi Jinping refuerza su ofensiva diplomática y comercial para conquistar los espacios en los que retrocede la Casa Blanca. A las conversaciones con Japón y Corea del Sur -históricos aliados de Estados Unidos- sobre libre comercio, le sumó una gira del propio presidente chino Xi Jinping por proveedores clave del ASEAN, como Vietnam y Malasia.
"China es el mercado del mundo y una fuente de oportunidades para todos los países", remarcó el vocero de la Cancillería asiática ayer.
También en Argentina avanza China en una estrategia paralela de seducción con las provincias, como canales alternativos al Gobierno nacional. No es una estrategia diferente a la que la embajada de Estados Unidos realiza con sus incursiones mensuales por diversos puntos del mapa argentino para reafirmar el interés del norte en las riquezas en manos de las provincias. Lo que antes hacía el último embajador Marc Stanley, ahora lo hace la encargada de Negocios al frente de la misión diplomática, Abigail L.Dressel, quien acompañó a Bessent en sus reuniones en Argentina.
China se prepara ahora para recibir una delegación de 40 a 50 funcionarios de las provincias de Buenos Aires, Chubut, Entre Ríos, Córdoba, La Rioja y Santa Fe para participar de SIAL, una de las ferias de alimentos más importantes a nivel internacional. Se trata de un mega evento en Shangai, del 18 al 21 de mayo, y donde el Consejo Federal de Inversiones oficia como puente estratégico entre el gigante asiático y los gobiernos federales, pero donde también convoca la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional, bajo la órbita del karinismo.
Allí China pondrá en discusión cómo colocar aquellos productos a los que el arancel del 10% mínimo en Estados Unidos deja fuera de competencia.