La Argentina logró un acuerdo con Bolivia para el abastecimiento de gas natural. El país vecino entregará en condición firme, al igual que en el invierno pasado, unos 14 millones de metros cúbicos diarios (MMm3/d) en esa época del año, con la posibilidad de enviar algunos volúmenes "significativos" adicionales, según comunicó el Ministerio de Economía. El precio promedio ponderado sería de u$s 11,61 por millón de BTU, sustancialmente por debajo de otras alternativas pero también más caro que los u$s 6 abonados el año pasado y los u$s 7,50 previstos a comienzos de 2022. En total, Bolivia podría suministrar unos 16 a 18 MMm3/d ((la diferencia será "interrumpible"), que servirán para reemplazar algunas importaciones de Gas Natural Licuado (GNL), gasoil y fuel oil, más caros que su alternativa por red. De todas formas, el Gobierno necesitará comprar al menos entre 30 y 35 barcos de GNL y combustibles líquidos para el funcionamiento de las usinas eléctricas. La planificación energética original estimaba 69 buques de gas licuado para este año. La negociación se encaminó la semana pasada, el miércoles 30, con la intervención del ministro de Economía, Martín Guzmán; el secretario de Energía, Darío Martínez; y el presidente de la empresa estatal Integración Energética Argentina (Ieasa, ex Enarsa), Agustín Gerez. Los precios serán: En cualquier caso, seguirá siendo más conveniente que pagar u$s 25 por millón de BTU el gasoil, que escasea en el interior y tiene un doble fin (uso en vehículos y centrales termoeléctricas) o u$s 40 por millón de BTU el gas licuado. Según fuentes privadas del sector, la diplomacia a tres bandas del gas (con Chile, Bolivia y Brasil) permite llegar casi con lo justo al abastecimiento físico, aunque en paralelo el Gobierno trabaja con la CGT y la Unión Industrial Argentina (UIA) una planificación del consumo de energía para no tener inconvenientes de suministro durante los días más fríos. Por lo menos, las provincias del norte (Jujuy, Salta y Tucumán) tendrán el gas que necesitan para sus actividades productivas. En cambio, las usinas generadoras de energía eléctrica en el Centro del país dependen de los volúmenes de importación de GNL y combustibles líquidos, más caros. Las lluvias en Brasil, además, ayudarían a recuperar el nivel de las represas hidroeléctricas Yacyretá y Salto Grande, que producen energía barata a razón de u$s 20 por megavatio-hora (MWh), frente a los u$s 60 de una central térmica muy eficiente. Los presidentes Alberto Fernández y Luis Arce plasmaron el acuerdo en una declaración conjunta que suscribieron, en el marco de la visita a Buenos Aires del jefe del Estado Plurinacional de Bolivia. Uno de los puntos de la declaración abre la posibilidad de cancelar el contrato por anticipado. El original vence el 31 de diciembre de 2026, aunque se busca una finalización en 2025 o antes, gracias a la oferta de Vaca Muerta. La otra pata se completaría este viernes, con la llegada del ministro de Economía, Martín Guzmán, a Brasil. Allí, se intentará anunciar que Jair Bolsonaro utilizará el agua de sus embalses para generar energía hidroeléctrica y liberará a Bolivia de su prioridad de abastecimiento, por lo que el gas podrá ser enviado a la Argentina. Previamente, el lunes se avanzó en el diálogo con el presidente de Chile, Gabriel Boric, y las petroleras argentinas, para un intercambio de gas y compensaciones a contraestación para facilitar la logística energética.