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En Corrientes, la provincia mesopotámica que llega a las urnas este domingo, la disputa por la gobernación parece haberse reducido a una pugna entre cuatro dirigentes de larga trayectoria política, cuyos caminos se entrecruzaron en reiteradas ocasiones.

"Acá nos conocemos todos", señala un político que transitó el escenario local durante las últimas dos décadas. Quizás por ellos los ecos de quienes agitan la posibilidad de un fraude electoral reverberan con otro tono.

Hace 10 días, los partidos de la oposición hicieron una presentación a través de sus apoderados denunciando "irregularidades electorales".

El amparo se presentó contra la Junta Electoral Local, "denunciando la exclusión del Correo Argentino y la contratación de Andreani, con un servicio inferior y sin contrato publicado", según la información publicada.

Mediáticamente hablando, fueron dos espacios los que comenzaron a poner el acento sobre la posibilidad del fraude en las elecciones del próximo domingo.

La denuncia se dejó trascender por Lisandro Almirón y por Gustavo Canteros, el candidato a intendente capitalino por la fuerza de Ricardo Colombi. Sin embargo, El Cronista pudo confirmar que el apoderado del PJ se sumó a la presentación judicial.

Las primeras observaciones daban cuenta de críticas al sistema de votación y coincidían con lo denunciado hace algunos días por el presidente Javier Milei respecto de las elecciones del 7 de septiembre en Buenos Aires. Allí planteó la posibilidad de trampas relacionadas con las "boletas partidarias".

Sin embargo, el candidato de Colombi habló de que el sistema informático estará "en manos del hermano del Gobernador".

El Cronista se comunicó con la Junta Electoral provincial y descartaron esa posibilidad: "La actual junta se conformó en 2009. Siempre hubo importantes cantidades de boletas y, más allá de alguna denuncia mediática, nunca hubo denuncias concretas y siempre se resguardó la integridad del acto electoral".

Por otra parte, respecto de Andreani, se afirmó que "se realizó un concurso de precios, en el que esa empresa presentó un presupuesto considerablemente menor que la competición" y "tiene antecedentes de comicios en provincias como Mendoza o en la Ciudad de Buenos Aires".

Quién es quién en Corrientes

La sorpresa no está en los nombres de los postulantes, sino en que cuatro de los siete inscriptos se perciban con chances reales de triunfo en una provincia acostumbrada a elecciones polarizadas. De hecho, en 2021 se vio ese escenario: el actual gobernador Gustavo Valdés arrasó con el 76,9% de los votos frente al 23,1% de su competidor peronista.

Desde la intervención federal de 1999 -que explica el desfasaje en el calendario electoral provincial- Corrientes se consolidó como un bastión radical, aunque sus mandatarios supieron mantener buenas relaciones tanto con el kirchnerismo como con el macrismo, y más recientemente con Javier Milei.

La Unión Cívica Radical, en efecto, lleva a dos de los candidatos competitivos de este domingo: el intendente de Ituzaingó, Juan Pablo Valdés (Vamos Corrientes), y el tres veces gobernador Ricardo Colombi (Encuentro por Corrientes).

Ambos fueron, de distinta forma, artífices de la victoria de Gustavo Valdés en 2021, pero la discusión por la sucesión derivó en una fractura del oficialismo. La política correntina, sin embargo, no se explica solo en clave local: sus dirigentes mantienen histórica sintonía con el poder central.

El gobernador Valdés fue uno de los "dialoguistas" y los diputados nacionales del oficialismo provincial acompañaron iniciativas clave de la Casa Rosada, en especial la Ley Bases.

Esa confluencia, no obstante, no cristalizó en una alianza electoral como sí ocurrió en el Chaco, donde un gobernador radical selló acuerdo con Milei. "Los libertarios querían pintar todo de violeta", aseguran fuentes del oficialismo sobre la fallida negociación que encabezaba Eduardo "Lule" Menem.

Ante ese escenario, Valdés eligió a su hermano como candidato y sumó como vice a un histórico, Pedro Braillard Poccard.

De aquellos 77 puntos obtenidos en 2021, se descuenta que una parte migrará hacia Colombi -que lleva como compañero a un dirigente peronista- y otra al libertario Lisandro Almirón. Este último, diputado nacional de La Libertad Avanza, es el primer postulante a un cargo ejecutivo provincial desde que Javier Milei llegó a la presidencia.

En un comienzo se ilusionaban con dar la sorpresa y capitalizar el voto "subterráneo" correntino para meterse en un balotaje, pero hoy las expectativas son más moderadas. Incluso, está prácticamente descartado que Milei viaje a respaldarlo en el tramo final de la campaña. Sus rivales recuerdan, además, su pasado peronista reciente y habrá que ver como lo afectan los audios que involucrarían a la Casa Rosada en casos de corrupción.

En paralelo, el peronismo -que no logra arrebatarle el poder a los radicales desde hace más de dos décadas- también irá dividido. La lista oficial lleva como candidato a Martín Ascúa, intendente de Paso de los Libres desde 2017, que meses atrás recibió la bendición de Cristina Fernández de Kirchner.

Otros sectores quedaron marginados en el proceso de normalización partidaria, como el senador Martín Barrionuevo, hoy aliado a Colombi.

Juan Pablo Valdés centró su campaña en la continuidad de la gestión de su hermano, con eje en infraestructura y "modernización" administrativa. Prometió viviendas, escuelas, comisarías y hospitales, además de la ampliación e iluminación de la Ruta Provincial 5. Sus opositores lo acusan de perpetuar una "dinastía familiar" iniciada ocho años atrás.

Ascúa, en cambio, busca instalar el discurso contra el "feudalismo radical" y propone auditar programas, redistribuir prioridades y reordenar el gasto provincial. "Corrientes vive en un feudalismo, con un Estado ausente y una propaganda escandalosa", lanzó en los últimos días.

Colombi es, entre los cuatro, el de mayor trayectoria: tres veces gobernador (2001-2005, 2009-2013 y 2013-2017), ex diputado y senador provincial, ex intendente de Mercedes y arquitecto central de la hegemonía radical en el siglo XXI. Su campaña se apoya en la "experiencia de gestión" y cuestiona al actual oficialismo por "confundir Estado con botín".

Almirón, por su parte, impulsa una agenda de déficit cero, orden fiscal y reformas pro mercado. En las últimas horas importó la estrategia nacional de "kirchnerismo nunca más" y la transformó en "feudalismo nunca más". Sus críticos le reprochan que prioriza el alineamiento nacional con Milei por sobre un proyecto estrictamente provincial