El Gobierno argentino cree que todavía no están dadas las condiciones para avanzar hacia la libre flotación del tipo de cambio. Aún después del espaldarazo electoral que recibió el domingo.
Aunque el esquema de bandas vigente le da un marco de flexibilidad al dólar, las autoridades reconocen que dentro de ese sistema ya quedan pocos instrumentos para atenuar la volatilidad que se observa en las últimas ruedas cambiarias. Lo más inmediato, una decisión que se podría tomar este jueves o a más tardar el próximo, es dar señales a favor del crédito, mediante una reducción de encajes u otras normativas monetarias que fueron impuestas en medio de la turbulencia cambiaria de las últimas semanas, para que una baja de tasas reanime el crédito, siempre que el mercado de señales de que hay más demanda de pesos.
Pero lo más inmediato. El dólar: la divisa volvió a mostrar una tendencia alcista, impulsada por movimientos financieros más que por factores reales. Los operadores señalan que los tenedores de bonos dólar link y los participantes del mercado de futuros presionaron al alza para que el precio de cierre de referencia sea más alto. Para los contratos de dólar futuro, en cambio, un cierre más alto reduce la brecha entre los precios pactados y el valor de liquidación, que se conocerá el último día del mes.
Pero por eso mismo, y más importante, es que para el equipo que conduce Luis Caputo resulta aún impensable avanzar hacia la flotación del tipo de cambio. "No estamos listos para flotar libremente y procesar sin impacto inflacionario un incremento considerable del tipo de cambio." resume un funcionario que accedió a hablar, bajo reserva, con El Cronista. "Imagínate una típica dolarización de carteras previa a una elección sin bandas y sin intervención" remató.
Mientras tanto, el Banco Central (BCRA) concentra sus esfuerzos en otro frente: bajar la tasa de interés en pesos para reactivar el crédito. Después de todo, el salto de las tasas fue un factor importante en el freno de la actividad económica, que se acentuó desde julio.
El desafío es doble. Por un lado, restaurar la confianza en el peso para que las tasas puedan bajar de manera sostenible. Por otro, normalizar la liquidez interna sin generar saltos bruscos del tipo de cambio.
En palabras de un funcionario: "Si soltamos pesos, que sea sobre terreno firme. Que haya demanda real de dinero". Solo así se podrá enfrentar con éxito una demanda sostenida de acumulación de reservas, imprescindible para sostener el esquema cambiario.
En este punto, el Gobierno sigue de cerca quiénes dolarizaron su capital de trabajo y podrían estar forzados a vender divisas para afrontar pagos de salarios, impuestos o gastos corrientes. Esa dinámica ya se refleja en el mercado: el volumen operado cayó cerca de 60 %.
Primero, garantizar el acceso a financiamiento del Tesoro, lo que permitiría seguir limpiando el balance del Banco Central y reducir su exposición a pasivos remunerados.
Segundo, retomar un sendero de estabilidad macroeconómica que, tras las distracciones políticas de los últimos meses, permita que la remonetización de la economía derive en acumulación de reservas dentro de un esquema de pasivos más liviano.
El diagnóstico es claro: para los funcionarios que rodean a Caputo, "Argentina necesita al menos diez años de estabilidad macro para reconstruir la confianza en su moneda. Sin ese horizonte, cualquier intento de liberar completamente el tipo de cambio sería prematuro y potencialmente desestabilizador.
¿A quién beneficiaría una volatilidad descontrolada del dólar?
La respuesta parece obvia: a los sectores más vulnerables, seguro que no. Los más pobres serían los primeros en sufrir los efectos de una nueva corrida, con precios que reaccionan al instante y salarios que tardan meses en recomponerse.
Por eso el Gobierno apuesta a pisar sobre firme. Prefiere mantener un tipo de cambio administrado y avanzar muy gradualmente hacia la flotación, una vez que el sistema financiero esté saneado, la demanda de pesos se estabilice y el Banco Central haya recuperado margen de maniobra. Semanas atrás, fue el propio Santiago Bausili quien dijo que en algún momento, las bandas cambiarias van a estar tan separadas que resultarán indiferentes para determinar el tipo de cambio. Algo así como una flotación casi libre en bandas muy distanciadas entre sí. Hoy mismo el techo de la banda está en $1.494,53 y el piso en $ 936,13
Hasta que no se consolide un entorno de crecimiento sostenido y expectativas ancladas, el Gobierno no soltará el timón del dólar. Y aunque la libre flotación siga siendo una meta de largo plazo, por ahora la prioridad es no perder el control.
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