

Es un clásico de cada recambio parlamentario. La disputa por los despachos más codiciados supo incluir a legisladores que ocuparon oficinas hasta ganárselas de facto, y empleados que hicieron guardia durante días para hacerse de algún espacio que sabían que quedaría libre. Este año, los tironeos incluyeron premios, castigos y duras advertencias para quienes se aferraron a lugares que no les correspondían.
En el Senado, el despacho más deseado es el que deja Daniel Filmus. El ex ministro no logró renovar su banca y pasará a integrar el Consejo Ejecutivo de la Unesco, pero sus oficinas no estarán vacías ni un minuto. Amplias, cómodas y alojadas en el Palacio Legislativo, varios senadores, de los nuevos y de los históricos, les habían echado el ojo. Pero solo uno se las quedó. Fue el neuquino Marcelo Fuentes, presidente de la comisión de Asuntos Constitucionales y una de las espadas más importantes del kirchnerismo. Es un reconocimiento hacia él, señalaron en el oficialismo.
El ex gobernador santiagueño Gerardo Zamora también fue bendecido en la repartija, aunque en su caso el traspaso siguió una suerte de tradición: se quedó con el despacho que deja la senadora saliente por su provincia, Ana Corradi.
Además, durante este recambio, algunos senadores debieron entregar oficinas extra que habían conseguido con los años. Fue una tarea no exenta de tensión y esfuerzo, cuentan quienes debieron encararla, aunque finalmente la sangre no llegó al río y los que tenían hasta tres despachos accedieron a devolver las llaves.
En Diputados, con más legisladores y potenciales conflictos, las autoridades tomaron una decisión drástica pero, hasta ahora, efectiva. Si un despacho es requerido por la Cámara y el legislador se niega a desocuparlo, desde el martes no tendrá ni electricidad, ni internet, ni agua. Así se les notificó por nota a todos con la intención de ordenar el reparto y evitar problemas. A los que en algún pasillo te comentan mirá que me cambio a tal piso ya les avisamos: si el diez no tenés luz, vení a vernos, describen en el Congreso.
La tarea de redistribución de los espacios en la Cámara baja arrojó resultados llamativos. El oficialismo, por ejemplo, es el bloque que menos metros cuadrados tiene por diputado: 17,8; mientras que una sola diputada, opositora ella, llegó a tener 60 metros cuadrados. La legisladora ya fue reubicada.
Conseguir lugar dentro del Palacio legislativo es tan difícil como valioso en términos de comodidad y estatus, por eso muchos comenzaron a prestar atención a los despachos que quedarán libres allí, como el de Gabriela Michetti que se va al Senado. Pero no tendrán suerte. Ese espacio no estaba originalmente destinado a oficinas y ya no alojará a ningún legislador. El santafesino Jorge Obeid sí logró un despacho en el Palacio en reconocimiento a su trayectoria. Ocupará el que deja su coterráneo Juan Forconi.
Para las figuras de la elección bonaerense, Sergio Massa y Martín Insaurralde, no habrá tratamiento especial. Al tigrense le darán las oficinas que ocupaba el Frente Peronista, aunque él ya se ve trabajando en un espacio propio, a pocas cuadras del Congreso, donde recibirá no solo a sus diputados nacionales, sino también a los bonaerenses. El lomense, en tanto, tendrá un despacho común. Como el de cualquier otro diputado raso, dicen en la Cámara.













