La pobreza se instaló en el centro del debate otra vez. Vuelve, siempre vuelve a partir de algún disparador. Cuando no es un documento de la Iglesia, son las imágenes de un niño desnutrido o la noticia de la muerte, también por desnutrición, de otro chico en alguna provincia. Inmediatamente se enciende el debate, que cuenta con la limitación de que el Gobierno suspendió hace tiempo la difusión de la información sobre pobreza. Sin embargo, consultoras, fundaciones y medios de comunicación se las arreglan para abordar el problema, cruzando datos, deduciendo otros, entre otros mecanismos.

Según el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA), en base a datos del Indec referida a población urbana en el 2° trimestre del año 2015, se observa que en el 20% de los hogares urbanos más pobres vive el 28% de la población, que declaran disponer de un ingreso promedio mensual por persona de $1.300, lo que implica que vive con apenas $43 por día.

“Estos datos oficiales muestran que una gran cantidad de personas declara vivir con recursos monetarios bastante míseros. Esto es consistente con la alta incidencia de la inactividad laboral que lleva a que muchos hogares, aun accediendo a programas asistenciales, sufran severas restricciones de consumo, incluso alimentarios. Que más de un cuarto de la población viva con $43 por día es un dato de la realidad que debería ser tenido en cuenta con especial cuidado a la hora de diseñar las políticas públicas”, observa el instituto que preside Jorge Giordano.

Según Idesa, en los estudios internacionales se suele adoptar como criterio que una familia con menos de 4 dólares diarios por persona es pobre y con entre 4 y 10 dólares es vulnerable. Con esta metodología y considerando los datos del INDEC y el valor del dólar que se transa legalmente en el mercado de capitales ($13,8), se concluye que el 28% de la población urbana sería pobre y un 42% adicional está en riesgo de caer en la pobreza si sobreviniera una recesión y/o se acelerara la inflación. Sólo un 30% sería clase media con medios para defenderse en una crisis económica.

“Que el 70% de la población sea pobre o vulnerable es una fuerte señal de alerta de cara a la necesidad de abordar los desequilibrios macroeconómicos acumulados”, advierte Idesa.