

Finalizó el campeonato mundial de fútbol y comienza para el gobierno argentino otro tipo de eventos, menos entretenidos pero más importantes para el futuro de todos los argentinos, serán las reuniones con diferentes Jefes de Estado. Algunas se llevarán a cabo en Brasil (Fortaleza) sede de la IV Reunión del Grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y con posterioridad la de los Jefes de Estado pertenecientes a Unasur invitados por Brasil a participar junto a los Jefes de Estado de los BRICS. Una reunión protocolar, digamos.
Asimismo en Buenos Aires, la Presidente argentina recibirá dos visitas significativas, la primera con el Jefe de Estado de la Federación Rusa Vladimir Putin y la siguiente con el Presidente de la República Popular China, Xi Jimping. Esta última movida diplomática argentina es el resultado de intereses coincidentes, el aislamiento argentino con los grandes países de occidente y los intereses nacionales en búsqueda de aliados y negocios con los Presidentes Vladimir Putin y Xi Jimping,
Putin, sabiéndose en capilla por parte de la política exterior de los países occidentales que le han aplicado sanciones económico-comerciales por haberse quedado con una parte del territorio ucraniano e impulsar otros movimientos separatistas pro-rusos en el este de Ucrania, necesita romper ese aislamiento occidental, asimismo los países de América Latina pueden ser importantes compradores de armamentos y receptores de inversiones en el campo de la energía.
La Argentina es uno de ellos y la presidente Cristina Kirchner ha resultado para el Jefe de Estado ruso una leal aliada. La Argentina no condenó la secesión de Crimea y votó en abstención en la Asamblea General, 15 días después de haberlo hecho en forma positiva en el Consejo de Seguridad. En el tema Siria realizó una endeble condena al régimen de Assad y el tratado-Memorándum con Irán la acercó aún mas a Moscú.
La constante baja intensidad en la relación que mantuvo la Argentina de Cristina Kirchner con los Estados Unidos, acicateada estos últimos meses por el tema del fallo de la Corte Suprema americana, es un hecho que ayudó a impulsar al Jefe de Estado ruso a buscar aliados lejos de sus fronteras para poner nuevamente a Rusia entre los grandes decidores de la escena internacional y en ese marco también se inscribe esta visita.
Por su parte el Presidente de China, Xi Jimping además de participar también en la cumbre BRICS de Brasil estará en nuestro país 48 horas a los efectos, según fuentes oficiales, de cerrar un acuerdo de financiación para la construcción de dos represas hidroeléctricas en suelo patagónico.
A diferencia de Putin, Xi Jimping y su gobierno no tienen la menor intención de provocar a los Estados Unidos en un territorio que reconoce lejos de sus fronteras, simplemente su visita se enmarca en el continuo avance que viene realizando China en latinoamerica a través de tratados de libre comercio (Chile, Perú, Colombia, Costa Rica) y que en los países del Mercosur se traducen en compra de Comodities (cobre, mineral de hierro, soja) en inversiones en obras infraestructura, transporte y energía.
Por último debemos señalar que la Presidente Dilma Rousseff, organizadora de la reunión de los BRICS, supo exprimir toda la vasta experiencia diplomática de Itamaraty, para no quedar entrampada en una reunión BRICS + Argentina como la quiso disfrazar ingenuamente nuestro Ministro de Relaciones Exteriores y recurrió a invitar a todos los jefes de Estado de Unasur a tener un encuentro con los BRICS una vez que finalice la reunión BRICS.
En apretada síntesis, podemos decir que nuestra diplomacia se equivoca si pretende reemplazar las alianzas históricas de la Argentina por otras que si bien tienen un enorme peso económico y militar son culturalmente lejanas y ajenas a los valores de nuestro pueblo.
Evidentemente debemos tener buenas relaciones, en lo posible, con todo el mundo pero teniendo en cuenta los últimos 12 años de zozobra financiera vividos por la Argentina, los problemas de reestructuración de la deuda, el conflicto con los holdouts, con los jueces y las leyes americanas, con los embargos, con la OMC, etc., sería aconsejable adoptar posiciones con menores riesgos, sopesadas cuidadosamente para lograr que la Argentina consiga definitivamente salir de sus crisis recurrentes a través de una democracia sólida como tienen los países de occidente.










