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"Cayó la inflación y subió la ilusión". Simple y claro, el mensaje, casi en tono de festejo, se escucha en despachos oficiales. El 8,4% de abril había activado todas las alarmas y el 7,8% de mayo apenas abría la puerta para hablar de una baja de precios, pero el 6% "ya es otra cosa".
Esta marca, además, es la última oficial que se verá hasta que se realicen las PASO. El domingo 13 de agosto habrá que votar, y dos días después el Indec volverá a difundir su medición, en ese caso correspondiente a julio. Después habrá que ver qué pasa en el camino hacia octubre, pero ahora hay que resolver el corto plazo.
La diferencia de 1,8 puntos porcentuales que marcó el Indec no estaba ni en los planes iniciales del propio ministro Sergio Massa, pero cayó como una bendición en medio de la campaña electoral, donde sin dudas el comportamiento de los precios jugará un papel importante.
Lo que le queda ahora al Gobierno es casi tan complejo como el camino que viene haciendo. Ahora deberá mantenerse, algo nada simple en este contexto. Y en Economía saben que el desafío es importante.
Donde todos ponen el ojo ahora es en el precio de la carne. Otra vez, muchos ganaderos se vieron en la obligación de vender animales por encima de lo que hubieran querido -secuelas de la sequía-, y hoy la oferta de carne es nutrida, por lo que no hay presión sobre los precios.
Por ejemplo, el mes pasado el precio del asado subió 0,3%, en tanto que el cuadril creció 0,9%. Es decir: un rubro de fuerte pegada sobre el IPC, el mes pasado casi estuvo dormido. ¿Cuál es el temor de que esta tendencia cambie? Que se repita lo que ya pasó por marzo-abril, cuando se vieron incrementos que estuvieron muy cerca del 10%, un golpe demoledor para el IPC.
El después de las PASO
Este cambio no se espera que se dé de aquí a las PASO, pero sí se ve que el movimiento alcista se podría comenzar a ver después del mes que viene.
Es decir: la mirada para el corto plazo se puede tomar como positiva ya que se lograron tres bajas importantes en fila entre abril y junio, pero el panorama podría cambiar y habrá que ver qué ocurre de cara a las generales.
En principio, el Gobierno acaba de definir un aumento del 5% para los precios de los siete cortes que hoy "controla" la Secretaría de Comercio.
La buena disponibilidad de carne fue, en parte, la que permitió también que la inflación en Alimentos tocara 4,1%. Pero también habrá que estar atento a la otra pata, es decir el resto de los productos que componen este rubro.
En el arranque de julio se vio un alza promedio de 2%, según analizan algunas consultoras privadas, por lo que hay cierta expectativa de que Alimentos vuelva a dar una "buena" noticia al IPC, no justamente por no subir, pero sí por hacerlo a un ritmo menor al de otras veces, en el que incluso superaba la inflación promedio.
Y dentro de este contexto, aparecen las negociaciones entre empresas alimenticias y el Gobierno por el programa Precios Justos. La actual etapa finaliza a fines de julio, y las firmas presionan para que la pauta de incrementos de 3,8% que se viene dando hasta ahora crezca hasta el 5%, lo que también será un nuevo argumento de inflación para este segmento.
Ya por fuera del programa oficial, también habrá que seguir de cerca el comportamiento de las alimenticias con los productos que no forman parte de Precios Justos. Comercio ya dio con varios casos de artículos que crecían muy por encima de las líneas establecidas, que en muchos casos según las empresas tiene que ver con la pérdida de rentabilidad que sufren, aunque también es cierto que influyen los "aumentos por las dudas", que terminan impulsando los precios.
En un contexto de un dólar blue ya por encima de los $ 522, nada asegura que esta situación no se fortalezca y sume presión inflacionaria.