En inversiones como en la vida hay pocos conceptos y sensaciones seguras. Las “gangas pueden evaporarse, las estimaciones pueden ser incorrectas, las circunstancias pueden cambiar en días y los conceptos, que en otro momento eran “verdades y repetían un patrón, pueden fallar. Irónicamente, hay dos ideas que sobreviven a ese escenario de velocidad e incertidumbre.

En primer lugar, la mayoría de los aspectos de la vida, los negocios y las inversiones probarán ser cíclicas. Casi pendulares, yendo de un extremo hacia otro en función de las emociones; la psicología. Siendo el futuro un playback del pasado, aunque no así sus retornos. En segundo lugar, algunas oportunidades de ganancia y pérdida aparecen cuando los otros -jugadores- olvidan la regla anterior. Ellos creen que una vez entrado un ciclo de expansión nada podrá contra él, que su deterioro tiene pocas chances.

Sin embargo, pocas cosas operan cual una línea recta. Hay progreso y deterioro, hay momentos de expansión y de contracción y pobreza. El progreso suele avanzar y luego detener su marcha como producto de que los seres humanos son protagonistas y su reacción emocional ante noticias, eventos y rumores moverán los precios en el corto plazo llevándolos a un extremo (caracterizado de valuaciones ridículas, ausencia de sentido común, gastos mayores a los ingresos, nivel de préstamos muy por encima del crecimiento nominal del PBI, etc.). En pocas palabras, el éxito (la expansión) tiene dentro de su ADN los genotipos del fracaso (contracción, recesión) y éste las semillas del éxito (nueva expansión).

Una característica de los argentinos es el vaivén emocional, potenciada por el hecho de que los ciclos de los negocios no son de 10 años como la mayoría de los otros países o mercados, sino la mitad y que en general los inversores locales prefieren ir en rebaño penalizando fuertemente el disenso (el apoyar el movimiento, la camiseta, es más importante que el pragmatismo).

Ejemplos concretos se encuentran en diferentes años tales como en 1989-1993, 2003-2007, 2015-2018. Siendo la asunción del Sr. Macri el inicio de un periodo de euforia, donde el riesgo de “perderse la oportunidad prevaleció al “riesgo de perder dinero y la creencia popular de que el progreso sería una línea recta sin recaídas. Los problemas se minimizaron para evitar romper el ciclo de euforia (LEBAC, deterioro de cuentas fiscales, reforma tributaria, inseguridad, etc.).

Ahora bien, ¿en qué extremo está hoy nuestro péndulo emocional?, ¿en qué etapa del ciclo estamos ubicados en el ciclo económico?, y ¿la reciente suba en precios, valuación y obtención de dinero de nuestras empresas, es el inicio de un periodo de positivismo?

Un péndulo tiene dos extremos y un medio, por el cual “la bola nunca se detiene por mucho tiempo como tampoco la misma reside para siempre en ninguno de los dos extremos. Algo seguro es que el comportamiento extremo tarde o temprano se revertirá, se moverá de positivo a negativo y viceversa. Resta saber la velocidad y el catalizador que harán mover el péndulo de un lado hacia otro.

En el extremo positivo se ubican la euforia, noticias positivas, sobreprecio de los activos financieros, avaricia, los medios informan más eventos positivos y por ultimo se tolera el riesgo a los vaivenes de precios basado en que “serán momentáneos .

Hoy día, la unión de las piezas indica que estamos en el lado derecho del péndulo (negativo). Los inversores y la población en general tienen un pesimismo generalizado con la política y los políticos y la

ausencia de un proyecto de país (la elección se basa en la premisa ya no de votar al menos malo sino por “que no vuelvan los otros ), los medios ya con menor frecuencia comunican eventos negativos -la peor etapa fue durante el primer trimestre-, los activos financieros están a valuaciones interesantes, aunque el miedo y el desanimo sigue latente (es casi normal escuchar que los más jóvenes se van a vivir otros países y que los pedidos de nacionalidades extranjeras aumentaron tal como en otras décadas). Por último el escepticismo y la aversión al riesgo están muy presentes. Pocos inversores locales compran activos de su propio país de residencia.

La conclusión primera es que seguimos en el extremo negativo del péndulo, que ya se tocó el punto máximo en ese extremo derecho y la mayor limpieza de vendedores forzados se ha hecho. Sin embargo, de momento, no aparece la capacidad analítica y la imaginación para pensar que todo estará bien en el mediano plazo. Éste grupo minúsculo aún no tomó popularidad.

Para responder a la pregunta sobre en qué etapa del ciclo nos encontramos debemos llegar a una mirada generalizada, amplia, de cómo corre la sangre en el cuerpo de Argentina tal como se propone en la tabla de esta nota.

En primer lugar, la economía según los propios datos del INDEC está muy deteriorada, pero siendo resguardada de mayores caídas por un sector en particular. En segundo lugar, las perspectivas del ciudadano común no son positivas y los jóvenes aspiran a irse un tiempo de su país. En cambio, los reportes de bancos y fondos sitúan el panorama futuro en una zona neutral. Han vuelto a recomendar la compra de algunos activos y las emisiones de deuda son satisfactorias.

En tercer lugar, los prestamistas están reticentes y con términos duros a la hora de dar préstamos; mas allá de que el público no tiene forma racional de obtener retornos en sus proyectos mayores al costo de un préstamo. Por cierto, el mercado de capitales permanece tenso en comparación a la ebullición de los primeros años del gobierno de Macri. Los spreads entre bonos soberanos y corporativos son demasiado amplios, si bien pueden indicar una renegociación de la deuda también son los más apetitosos del planeta.

En cuarto lugar, hay más familias vendiendo activos por necesidad de dinero y el inversor con efectivo vuelve a contar con poder de negociación. La sensación general es de selectividad y cuidado.

Así entonces, la segunda conclusión es que nos encontramos en el valle del ciclo económico y parece no existir catalizadores de fuerza para que el péndulo vuelva al extremo de la euforia, noticias positivas, relajación de los inversores, etc. A pesar de que la política quiere contagiar al público de que el campo y la energía no convencional “nos ubicaran entre los países más pujantes , el mundo va hacia otro lado y los datos fácticos indican cautela y un proyecto.

*Javier Frachi. Analista de negocios, Máster en Finanzas