A 40 años de la recuperación de la democracia y en momentos cruciales para nuestra nación, los y las trabajadoras deben ocupar un lugar central al pensar el modelo de país que queremos en relación con el futuro de la Argentina y del mundo del trabajo.

El empleo es uno de los sectores donde los cambios se vienen dando de una manera muy acelerada; primero, fue la robotización, la digitalización y el establecimiento de la globalización como fenómeno económico mundial lo que generó un nuevo paradigma en el trabajo; hoy, la inteligencia artificial, pero también los aspectos relacionados al cambio climático y el paso de las fuentes de energía sucia a los empleos verdes y las fuentes alternativas de combustibles, también impactan a una escala que aún es difícil de dimensionar.

El escenario enfrenta permanentes desafíos a las nuevas dinámicas de la economía actual mientras que, al mismo tiempo, adeuda formalizar a casi la mitad de los y las trabajadoras e incluir con igualdad de oportunidades a las mujeres y diversidades.

La última ganadora del Nobel de Economía, la estadounidense Claudia Goldin, que obtuvo el premio por sus investigaciones sobre la participación de la mujer en el mercado laboral y la brecha de género, advierte que a pesar de que se han registrado evoluciones aún persisten las desigualdades, tanto en el aspecto salarial, como en la posibilidad de acceder a los puestos jerárquicos.

Otro de los temas pendientes es el alto índice de informalidad; hoy casi la mitad de las personas empleadas tienen trabajos no registrados, por lo que sus derechos no están garantizados. La pandemia, en ese sentido, tuvo un efecto devastador ya que desde ese momento 7 de cada 10 empleos generados son informales.

El contexto reclama urgente que las políticas públicas permitan la formalización de los empleos existentes y la firme protección de todos los trabajadores. Es fundamental que se considere al trabajo, otra vez, como el motor de la movilidad social ascendente y que se entienda que la educación pública, junto con la capacitación continua, son factores fundamentales para promover la igualdad de oportunidades.

En este sentido, es clave repensar las currículas educativas, evaluar las carreras cortas para los nuevos empleos y cuestionarnos si la educación formal brinda las herramientas necesarias para la salida al mercado laboral.

El mundo del trabajo, por la importancia que tiene en la vida de las personas y en el crecimiento sostenible del país, debe ser debatido. Encontrar puntos de acuerdo que permitan sentar bases sólidas, para el diseño de políticas públicas de mediano y largo plazo que parten del contexto y las necesidades actuales.

Para esto es vital un Estado activo y eficiente que acompañe y que sea capaz de articular con el sector privado para generar más y mejores puestos de trabajo, que amplifiquen el desarrollo económico en consonancia con la demanda global.