La Plaza de Mayo se llenó mucho antes de que llegaran las columnas de las organizaciones de Derechos Humanos y los dirigentes y agrupaciones políticas. Drones con cámaras sobrevolaban tomando imágenes de gente sin banderas, aunque algunos llevaban remeras con consignas por los derechos humanos o contra Mauricio Macri como “Yo no lo voté o “Macri gato . En subtes repletos o caminando, llegó gente “suelta , familias con hijos, mujeres empujando carritos, jóvenes estudiantes de colegios secundarios, artistas. A diferencia de otras marchas, se vieron menos micros para esta movilización. Podrían ser parte del tercio kirchnerista como dice el consultor Jaime Durán Barba o también del otro tercio que vota diferente en una u otra elección.
Entre la gente hubo quienes, no todos, cantaban “vamos a volver , otros vivaban un “Macri basura vos sos la dictadura y otros se quedaban callados, sin siquiera aplaudir. Casi todos silbaron la mención de dictadores como Jorge Rafael Videla cuando ex combatientes de Malvinas subieron al escenario mientras sobre las avenidas que rodean a la plaza se agrupaban distintas columnas bajo sus banderas políticas: el PJ, Kolina, juventud Peronista, radicales de Los Irrompibles, docentes, CTA, grupos por la diversidad sexual, entre otros. El kirchnerismo duro tardó en llegar: cuando los representantes de organismos de Derechos Humanos, Abuelas de Plaza de Mayo, Madres Línea Fundadora, Hijos y Familiares pisaron la plaza con la extensa bandera azul con fotos de desaparecidos estampadas sobre ella, Nuevo Encuentro y La Cámpora recién estaban en 9 de Julio y Avenida de Mayo sin poder caminar porque ya no había por dónde hacerlo. De hecho la agrupación que lidera el hijo de Cristina Fernández de Kirchner, que precisamente con Máximo y su hermana Florencia Kirchner al frente caminaron 12 kilómetros desde la ex ESMA, tuvo que detenerse a descansar y esperar sobre la 9 de julio entre el obelisco y avenida de Mayo. De ahí, cuando ya habían arrancado los discursos, se fueron hacia la plaza por avenida Rivadavia, única arteria por la que la gente iba y venía desde y hacia el palco central y por donde se podía encontrar cierto alivio a la sombra.
A metros de donde La Cámpora descansó, en la esquina de 9 de julio y Pellegrini se juntó la izquierda, en lo que fue una nueva edición de un 24 de marzo con actos divididos. El MST, Polo Obrero, piqueteros, otra fracción de la CTA, entre muchos otros, colmaron la avenida de Mayo con banderas rojas y amarillas y las calles de los alrededores desde la estación Lima casi hasta el Congreso de la Nación.
Las dos movilizaciones fueron sin dudas tanto o más masiva que la del año anterior, aun cuando en 2016 se conmemoraron 40 años del inicio de la última dictadura militar. Esta vez se vieron consignas estampadas -y en los discursos- más duras y más antimacristas aunque no todas cristinistas o kirchneristas, aunque hubiera remeras que recordaran a los ex presidentes y el FpV.
En los dos escenarios, y en la calle, se cantaron consignas parecidas: contra el plan económico de Mauricio Macri y contra la política de Derechos Humanos del gobierno actual.
En algunas agrupaciones, como La Cámpora, se debatió la consigna de la movilización aunque finalmente se impuso el debate sobre el número de desaparecidos que inició Darío Lopérfido y de alguna manera validó Mauricio Macri. “Es un retroceso discutir el número , decía alguien mientras observaba que esta vez, más que en otras marchas, se leyó en casi todos los carteles: “Son 30.000. Fue genocidio .
Entre un escenario y otro, sin contar el tercero de Hebe de Bonafini, hubo pocas diferencias, más allá de quienes fueron convocantes. En la plaza se cantaba “como a los nazis los iremos a buscar mientras del otro lado de la 9 de julio cambiaron la letra: “Como a Milani los iremos a buscar . En todos los casos estuvo también presente el reclamo docente, con manifestantes vestidos con guardapolvos blancos, por ejemplo.
En el Gobierno, tomaban nota de la marcha, por las banderas y el tono de los discursos, como un acto político opositor. Igual evaluación a la que ya hizo Cambiemos sobre las marchas docentes y de la CGT días atrás. Lo dijo el propio Claudio Avruj, secretario de Derechos Humanos, por la mañana en Radio Mitre, al abonar fuertemente a la polarización: “Se termina convirtiendo en una marcha opositora al gobierno de turno al tiempo que subrayó que el día a conmemorar es el 10 de diciembre y no el 24 de marzo. Distinta actitud a la de María Eugenia Vidal que en Provincia, hace dos días, desafectó la Comisaría Quinta definitivamente, un lugar que funcionó como centro clandestino de detención y como maternidad clandestina y pasará a ser un espacio de la Memoria. Por el diálogo para cuestiones como ese sitio, entre otras cosas, Hebe de Bonafini criticó a Estela de Carlotto que es más convocada por Buenos Aires que por la Nación. Pero además la Legislatura bonaerense votó este mismo jueves 23 una ley contra el “negacionismo . La propuso el senador Darío Díaz Pérez, del Frente para la Victoria y oriundo de Lanús, municipio donde ganó Cambiemos. Aun así, el proyecto se convirtió en ley por unanimidad.
En este 24 es evidente que más allá del dilema en el debate por los Derechos Humanos y las diferencias entre el macrismo y el kirchnerismo al respecto, hay divisiones que no necesariamente se traducen en un resultado electoral. Habrá que esperar para verlo y para ver cómo cada sector lo interpreta, lo representa o lo supera.