Máximo Kirchner y Axel Kicillof tuvieron, hasta hace muy poco tiempo, una misma conductora y estratega política. Cristina Kirchner. Más allá de sus procedencias, uno hijo de dos presidentes, el otro economista con matices socialistas de la UBA, todo lo que aprendieron fue en un marco donde el poder se impone y cualquier disidencia es considerada una capitulación o producto de una inquina personal.

Entonces, los dos sectores que más pelean por la sucesión de la ex presidenta presa en San José 1111 accionan con los mismos métodos. Llevar la negociación hasta el final y más allá. Y, lo peor en esta ocasión, es que de los dos lados tienen puntos que pueden mostrar como válidos para conseguir lo que pretenden.

El gobernador cree que los reclamos que le realizan sus “primos” solo tienen como objetivo sujetarlo y hasta casi intervenirlo en el manejo de los recursos provinciales. Desconfía de casi todo, pero en particular de un capítulo que pretende aprobar la Legislatura en el tema del Endeudamiento, en el que se establece que cada asistencia extraordinaria del gobierno bonaerense debe ser aprobada y revisada por una comisión bicameral armada para la ocasión y cuya decisión sería la final.

También sostiene que en la postura de renovadores y camporistas están escondidos los otros pedidos de los radicales y liberales blues que ayudarían a conseguir los dos tercios imprescindibles para la aprobación y por eso no dejan de reclamar lugares en el Banco Provincia y otros organismos.

Acá aparecen las versiones más encontradas. Mientras que radicales y otros negociadores del peronismo no kicillofista, quienes cohabitan en ambas cámaras legislativas, sostienen que todavía no le pidieron ni un papel para presentar en los organismos de control para ver si pueden asumir como funcionarios en las empresas públicas del Estado bonaerense, desde la Gobernación insisten que eso es mentira y que, efectivamente, en reiteradas oportunidades solicitaron los currículum de los interesados, que deben ser aprobados por los negociadores de la Legislatura.

Kicilof y Máximo aprendieron en un marco donde el poder se impone y cualquier disidencia es considerada una capitulación.
Kicilof y Máximo aprendieron en un marco donde el poder se impone y cualquier disidencia es considerada una capitulación.NA

El tema de la plata, la distribución que reclaman intendentes y que los legisladores pretenden vigilar, es otra historia. En primer momento hubo tensiones entre los integrantes del oficialismo, pero se han disipado. Esas diferencias estuvieron centradas en la manera que el Movimiento Derecho al Futuro, La Cámpora y el Frente Renovador creían que debían realizarse. Sus “Primos” le imputaban a Kicillof que él quería manejar las asistencias a los municipios para beneficiar a los de su corriente interna en desmedro de otros.

El leading case que presentaban era el de La Plata, donde Julio Alak parece ser beneficiado sobre el resto de los municipios administrados por los aliados de Máximo Kirchner. Inclusive algunos del Movimiento Derecho al Futuro tenían esa misma percepción. Salvadas esas cuestiones, llegó el momento de qué hacer con la oposición, fundamentalmente con algunos pocos intendentes que están enrolados en La Libertad Avanza o se asociaron con ellos. ¿Volverán los tiempos de premios para los amigos y castigos para los enemigos? Hasta ahora Kicillof trató a todos de la misma manera, y eso es algo que Kirchner y Sergio Massa reclaman que deje de hacer.

En este capítulo hay matices. Con Ramón Lanús, de San Isidro, no tienen problemas de ninguna especie. Inclusive le dieron el manejo, postergado desde mucho tiempo, de áreas urbanas que siempre estaban sujetas a la zona portuaria. Y en materia de Seguridad pueden articular con Javier Alonso, el ministro de Seguridad, sin inconvenientes.

El gobernador cree que los reclamos que le realizan sus “primos” solo tienen como objetivo sujetarlo.
El gobernador cree que los reclamos que le realizan sus “primos” solo tienen como objetivo sujetarlo.Prensa Gobernación

El caso más ruidoso es el de Diego Valenzuela, que aún no sabe si asumirá como senador provincial, cargo para el que se presentó, o es solicitado para algún lugar en el gabinete nacional. Dicen que Patricia Bullrich está pidiendo que le den Migraciones y otras áreas vinculadas a la seguridad nacional. Extrañamente, aún nadie hizo lugar a estos reclamos. Hasta en estos niveles La Libertad Avanza tiene dificultades para abrir los brazos.

Al cierre de esta nota, la legislatura bonaerense, que aprobó el miércoles pasado el Presupuesto y la Fiscal Impositiva, está en un cuarto intermedio para volver a sesionar este viernes, en horas del mediodía, y tratar de aprobar el endeudamiento, cuyo monto también es polémico por su volumen. De ahí surgirá la plata para ayudar a los municipios, tal cual el reclamo de los 135 intendentes, que Kicillof cree desmedido porque “se llevan casi lo mismo que estoy pidiendo para saldar cuentas pasadas”, les dijo.

Ayer, personalmente, el gobernador agarró el teléfono luego que fracasaran las negociaciones en una extensa mesa que conforman Gabriel Katopodis y Mariano Cascallares por el Kicillofismo, Juan Pablo De Jesús y Facundo Tignanelli, por el kirchnerismo de Máximo Kirchner y Rubén Eslaiman y Alexis Guerrera, por Sergio Massa. Todos, ayer a la tarde, en las oficinas del exministro de Economía de la Nación, no pudieron llegar a un acuerdo que ansían y creen que por un par de cuestiones de plazos no se llega. Además, pretenden que Kicillof abandone su intransigencia, desde la cual pudo llevar la negociación hasta este lugar, mucho más cercano a su idea original.

El gobernador y su equipo saben que es ahora o nunca, por más que tenga que lidiar con una oposición asociada con sus aliados incómodos. Lo que viene después del 10 de diciembre es una Legislatura plagada de libres pensadores y libertarios que aunque quieran acordar no lo podrán hacer porque sino los echan del espacio. Sino, mirar lo que le sucede al PRO, que quería acompañar al radicalismo en su negociación pero ahora, corrido por derecha por sus, también, socios incómodos, no tienen margen para aparecer apoyando al kirchenrismo.