Como si se tratara de una neblina que nunca termina de irse, el Gobierno camina a ciegas por una campaña que le resulta imposible. "Perdido en las cerrazones, quien sabe vidita por donde andaré", rezaba en 1949 Atahualpa Yupanqui. Así está hoy el equipo de Javier Milei.
Tras el salvataje que realizó el mandatario norteamericano, Donald Trump, el oficialismo vivió 48 horas de calma. Pero volvió a caminar sin rumbo fijo. Para ejemplos basta detallar los últimos días. Se enfurecieron los productores por haber quedado afuera de la quita de retenciones; el bloque de Provincias Unidas está lejos de aflojar; Mauricio Macri aceptó el llamado de Milei y se reunió con él, pero exige condiciones al verlo débil en medio del río; el peronismo acelera las leyes en el Congreso que perjudicarán a la gestión; el viaje del Presidente a Tierra del Fuego quedó inmerso en reclamos de la calle y los candidatos que eligió personalmente restan.
El primero, José Luis Espert, apuntado -y con documentos que lo complican- por tener vínculos con un empresario detenido por narcotráfico que habría financiado su campaña del 2019. "El amigo Fred Machado", repetía el diputado. A la causa judicial ahora se suma que buscan correrlo como titular de la comisión de Presupuesto. El amigo de Milei, Alejandro Fantino, dijo que si Espert no puede aclarar el asunto debería correrse de la campaña. Fuego amigo.
El segundo, Alejandro Fargosi, candidato a diputado por CABA. Su desconocimiento pesa. Por eso necesita que Patricia Bullrich se muestre con él en cada entrevista.
Con este panorama, el Gobierno volvió a mirar las rondas cambiarias que faltan para la elección y ahora también a contar cuántas sesiones en el Congreso puede haber hasta el domingo 26 de octubre. Una de las exigencias de Estados Unidos fue la "gobernabilidad". El problema es que el Presidente detesta tener que buscar aliados.
En su concepción del poder, él es un iluminado que tiene el destino de liderar a la Argentina hacia un futuro próspero. Y cree que los gobernadores, los senadores, los diputados y todo aquel que "esté en política" es un estorbo. "Nos quedan tres semanas. Después del 26/10 arranca un nuevo partido. Tenemos que aguantar", calculó un interlocutor del Ejecutivo ante el Parlamento frente a El Cronista.
Entre los ministros que deberán cambiar de rol a partir de diciembre está la mencionada Bullrich, que tendrá que dejar el Ministerio de Seguridad para ir al Senado (es candidata en la Ciudad). Según pudo saber este medio, dejó trascender que no quiere hacerlo y no descarta entablar un diálogo directo con el Presidente para lograr una excepción a la regla libertaria que marca que no existen los testimoniales en "las fuerzas del Cielo".
No fue una semana fácil tampoco para áreas sensibles. En el círculo íntimo de Milei, todos están bajo análisis por un posible relanzamiento del gabinete luego de la elección. Es que tanto él como el expresidente Mauricio Macri se encargaron de filtrar que la charla del fin de semana en Olivos tuvo un momento para recomendaciones sobre nuevas caras en la gestión. "Dejarse ayudar" podría ser el título.
"El pesimismo tiene dueño". El último estudio de la consultora Moiguer y la encuesta de la Universidad de San Andrés fueron una fotografía casi perfecta del porqué la provincia de Buenos Aires, dónde vive el 41% de la población argentina, le dio la espalda al Gobierno y generó la peor crisis de gobernabilidad desde que Milei asumió en diciembre del 2023.
La primera señala que la clase media baja y el AMBA lideran la visión más crítica del futuro inmediato. El 52% de la clase media baja y el 60% del AMBA tienen "humor pesimista" y más de la mitad de los encuestados de ese segmento creen que "la inflación va a empeorar". Este último es el caballito de batalla del Presidente.
Desde San Andrés marcaron que sólo el 32% de la población está satisfecha con el rumbo actual. La caída no se detiene desde mayo.