El principal factor de éxito del Plan Colchón depende de un interrogante para el que nadie tiene respuesta. La pregunta es: qué puede haber cambiado en estos meses para que después de un exitoso blanqueo, que permitió exteriorizar u$s 20.000 millones en efectivo, los argentinos pongan a circular fondos que no salieron a luz.
El nombre con el que Manuel Adorni presentó la iniciativa alude a ese intringulis: "tus dólares, tu decisión". Lo que hizo el Gobierno desde entonces también fue rediseñar las expectativas. Luis Caputo insiste, cuando habla del plan, que no se trata de una medida coyuntural sino de un cambio de régimen. El beneficio prometido está vez es que los controladores de ARCA no van a mirar ni los consumos relevantes ni los patrimonios para juzgar a los contribuyentes de Ganancias. En los hechos, hay una promesa de que todo lo que se gaste por debajo de los $ 50 millones no será revisado. La condición es adherir a un régimen simplificado, disponible desde junio. El resto de las garantías debería venir por unareforma de leyes tributarias, aún incierta.
El argumento oficial usado para el blanqueo fue similar, aunque con otras herramientas. Y sin embargo, muchos de los dólares que volvieron al sistema siguen en los bancos. Podían ser usados para comprar bienes durables, autos y casas. Solo una parte se reinvirtió en activos financieros. El resto sigue inmóvil.
Si se miraran las fotos normativas del blanqueo y del plan colchón y vemos qué cambió entre una y otra, se puede presumir que uno de los puntos que pudo haber inhibido el gasto de los ahorristas es su exigente trazabilidad. Había que abrir una cuenta especial para recibir los fondos, de manera que ARCA supiera todo el tiempo su origen y su recorrido. Las desarrolladoras inmobiliarias, por ejemplo, debieron inscribirse en un registro especial como requisito para que sus proyectos pudiesen ser adquiridos por "blanqueadores".
Ninguna de estas condiciones era extraordinaria, si se considera que pretendían balancear un beneficio para quien ingresará dinero (no cobrar multa y desactivar sanciones) frente a los cumplidores. Y sin embargo, los dólares que no se usaron son muchos.
El plan colchón busca, de alguna manera, borrar aún más ese temor persecutorio. No implica pagar menos impuestos (algo irá a Bienes Personales y la mayor facturación en blanco de un contribuyente quedará dentro de Ganancias). ¿Alcanzará sin la garantía del Congreso?
El Gobierno hizo otros deberes: acordó con el FMI, reforzó con u$s 15.000 millones las reservas, creo un régimen de bandas cambiarias para el dólar, libero el cepo para ahorristas y volvió a poner en caja la inflación. Además, LLA se impuso electoralmente en CABA, el bastión del PRO, y avanza en una alianza bonaerense para repetir el golpe frente al kirchnerismo. Son insumos que ayudan a reconstruir la confianza pero no dan garantías. Sin leyes, todo queda en palabras.