

El cepo es resultado de un fracaso del gobierno. Sin fracaso económico y monetario no habría existido. El cepo no está institucionalizado en una norma; son un conjunto de medidas y también de arbitrariedades. Es una escalera que fue levantando el gobierno para poner cada vez más lejos del alcance del sistema las reservas en divisas que, aún así, siguieron cayendo en picada. Se trata de que el público no pueda ahorrar en una moneda en la que tiene más confianza; de que los inversores externos no puedan remesar utilidades; de que los importadores no puedan comprar divisas para adquirir mercancías, partes o servicios que requieren del exterior.
La Presidenta se equivoca cuando sugiere que no hay cepo, basándose en que muchos argentinos se van al exterior y gastan dólares. En rigor, no son tantos en relación con los habitantes y lo hacen porque así acceden a dólares más baratos que si los tuvieran que gastar en Villa Domínico.
En sus orígenes, el cepo es responsabilidad de la clase media argentina. Cristina Kirchner lo impuso en un combo con el "ahora vamos por todo", apenas ganó la elección presidencial de 2011. Las circunstancias que llevaron a esta situación forman parte del ADN de la victoria electoral con el 54% de los votos. Esa diferencia la hizo con el gran concurso de la clase media que disfrutaba de las condiciones imperantes, similares a las impuestas por Martínez de Hoz, de dólar barato y deme 2. Con un agregado: los subsidios a la energía y al transporte. Una muestra es el resultado de la elección a Presidente en la Ciudad de Buenos Aires en 2011: Cristina ganó con más del 35% de los votos; se impuso en 11 de las 15 comunas.
Ahora, prometer que en un día o en diez desaparecerá el cepo y que esto se logrará sin consecuencias, puede resultar un bumerán. El candidato oficialista, Daniel Scioli, es el que menos compromiso tiene, porque el núcleo duro de su fuerza no se lo está reclamando. En cambio para Mauricio Macri es una cuestión central; su política económica, basada en insertar a la Argentina en el mundo, es incompatible con un cepo, pero puede autodestruirse en 5 segundos, como la cinta de Misión Imposible, si el desguace se hace con apresuramiento.
Macri debe saber que la confianza no se reconstruye de un día para otro. Que rápidamente podrán llegar inversiones especulativas, pero así como llegan se van. En cambio, las inversiones de capital demoran más. En ese interregno tendrá que ir actuando gradualmente, sin alentar corridas, sin permitir que una devaluación haga estragos sociales; ordenar determinadas cuentas, quizá mediante emisiones que puedan ser aplicadas a financiar obras de infraestructura, que generan actividad; no a pagos de impuestos. Sus expertos deben estar trabajando en esto. En evitar una previsible reacción de quienes pasarían a la oposición: "¿Vieron? ¡Nosotros lo advertimos!".
En esto la comunicación jugará un papel central. En política financiera muchas veces un error puede enmendarse en el día. En comunicación, cuando el error se cometió, generalmente la idea queda para siempre.










