El fin del prolongado cierre que atravesó la administración estadounidense, con despidos y suspensiones mediante, despertó un debate en torno a las diferentes marchas de la actividad en el país del norte que no es ajeno a la Argentina: la economía en forma de K. En la opinión del diario británico Financial Times, este esquema observado en la administración de Donald Trump se debe más a una visión pesimista del futuro que a una disminución de la riqueza o un mayor desempleo. “Estable, pero sin esperanza”, es el lema que registra el analista Robert Armstrong en la sociedad americana. Una lectura parecida se observó aquí en las encuestas preelectorales. La sociedad le reconocía al Gobierno la capacidad de haber alcanzado el superávit fiscal y, particularmente, controlado el ritmo de la inflación, que aún pese al ruido que precedió al paso por las urnas, apenas si subió un par de décimas el mes pasado gracias a la ayuda ofrecida por la administración Trump para contener al dólar dentro de la banda cambiaria. Pero los argentinos aún registraban la cuenta pendiente de una mejora en los salarios, que en septiembre último se movieron por debajo de la inflación y todavía no recuperaban niveles de 2023, según consultó el Instituto Argentino de Análisis Fiscal. Y, fundamentalmente, la reactivación pareja de una economía que, después de una recuperación en “V”, se muestra planchada a nivel general desde fines de febrero y adopta el formato “K” al revisar el desagregado sectorial. Así, mientras rubros como el de la energía y la minería crecen fuertemente, muchas ramas de la industria manufacturera atraviesan por la dificultad que representa un consumo deprimido y esperan tanto de la reactivación del crédito para alentar las ventas internas, como de un tipo de cambio más competitivo para mejorar exportaciones y, con ello, la producción. De hecho, el Indec registró que siete de las 16 ramas industriales mostraron caídas interanuales en septiembre lo que mantiene aún cierto pesimismo entre los empresarios fabriles sobre las proyecciones futuras. Su pedido llegará hoy a oídos de Luis Caputo en la Conferencia de la Unión Industrial, pero la respuesta será “paciencia y confianza”. Mientras la tasas bajan, el ministro de Economía está conforme con un dólar que retrocede y defiende su sistema de bandas cambiarias. Y, por sobre todo, confía en que la dilución del riesgo político tras el paso por las urnas, así como la aprobación de las reformas laboral, tributaria y la ley de perdón fiscal que elevó al Congreso sean suficientes para reactivar la economía, transformar la “K” en una “V” que ofrezca crecimientos del 5% para el año próximo y que, con ellos, los industriales puedan volver a encender sus máquinas. Mantener estabilidad pero con esperanza de una mejora.