Hay un dato al que estarán atentos hoy los operadores financieros: el pronóstico de inflación para los meses finales del año que tienen los analistas que participan del relevamiento mensual del Banco Central. La razón es que en su último informe de política monetaria, el organismo anticipó que no iban a mover la tasa de interés hasta que el REM mostrara dos meses consecutivos de tendencia a la baja en los precios de la economía. Si eso sucede, con un dólar que se acerca cada día más al piso de la banda de intervención del BCRA, se abre una posibilidad de que el ente monetario reduzca la tasa de interés.

De lo que estamos hablando es de señales mínimas. Las Leli ya se licitan a 68%. Hay una baja frente al 74% que llegó a alcanzar la tasa hace un mes, pero parece poco frente al 78% que los bancos cobran por adelantos en cuenta corriente.

La duda que cruza a las autoridades del Central es que al riguroso cumplimiento del programa de emisión 0 (que incluso implicó que se absorbieran más pesos de los fijados en la meta) parece ser la base de la renovada apuesta financiera por la Argentina que se ve hoy en los mercados. Tocar la tasa es una decisión que está esperando una buena parte de la economía. Pero hacerlo puede revivir la desconfianza de los inversores hacia el grado de respaldo que tiene el plan.

Hay un dato más: los relevamientos de precios de la última semana de octubre muestran que la inflación ya tiene signos de desaceleración, aunque por el arrastre estadístico noviembre todavía no será el mes de la tranquilidad. Estos son los márgenes que evalúa el Gobierno cuando se sienta a hablar con sindicalistas y empresas, preocupadas por la presión de costos combinada con menor rentabilidad.