El turismo en Argentina, un logro que se hace esperar

Si bien es cierto que el turismo es una industria de ida y vuelta lo cierto es que las performances de turismo emisivo y receptivo en Argentina no tienen una equilibrada relación.

La balanza turística está siendo claramente negativa y contraría lo que ocurre en otros países de la región.

Son los argentinos los que han logrado que Chile se ubique como el líder del turismo receptivo en Sudamérica con el récord de casi 6,5 millones de turistas en 2017 (el 52%). Son los argentinos los que fundamentalmente hicieron superar los 4 millones de turistas a Uruguay y están haciendo desbordar ese destino en este verano. Y son los argentinos quienes están desbordando clásicos destinos como Brasil, el Caribe y la eterna Miami. Por mucho menos, muchos industriales estarían ya clamando medidas restrictivas para proteger la mano de obra local.

Respecto del turismo receptivo, si bien se menciona que el ingreso de turistas internacionales en 2017 llegó a los 6 millones de turistas, resulta difícil de entender que siendo que según estadísticas elaboradas por el propio Ministerio y el INDEC (ETI), el crecimiento de arribos por vía aérea durante los primeros once meses de 2017, creció un 7,2%, termine siendo que el turismo receptivo en general haya crecido un 17,8%. No hay ninguna lógica que pueda sostener que el turismo fronterizo hizo el milagro, cuando en realidad lo que está ocurriendo es que los que se van son los argentinos y no los vecinos los que vienen.

En términos de estadísticas nada termina de asombrar. Desde el anuncio de los logros cuando aún no ha terminado un fin de semana largo, y ya se anuncia el número de viajeros y el monto consumido, Steven Spielberg no se animaría a tanto. Ni mucho menos que no se pueda acceder con facilidad a la cifra de ingreso de turistas extranjeros cuando todos ellos deben pasa por el control de migraciones.

Nuestras proyecciones ubican el ingreso de turistas internacionales un poco por debajo de los 6 millones, lo que sería considerar un incremento con relación al 2016 apenas por debajo del 7%, en línea con el crecimiento de turistas arribados por vía aérea.

Si bien es importante la señal de haber revertido la curva negativa sostenida hasta el 2016, por este camino pareciera difícil aspirar a cumplir las metas de alcanzar los 9 millones de turistas en 2019. Una paradoja para un país que tiene todas las condiciones para plantearse superar los 12 millones.

Es cierto que el legado recibido ha sido muy pesado y, entre otras, las variables macroeconómicas están jugando un rol importante para favorecer el turismo emisivo y limitar el turismo receptivo, pero eso no debiera ser óbice para no llamar a las cosas por su nombre.

El presidente tiene razón, el turismo será una de las variables fundamentales en el camino de la transformación emprendido, pero el éxito del turismo es un logro que aún se hace esperar.

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