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En medio del crecimiento urbano y la presión ambiental que rodea a Bogotá, un hallazgo científico reciente volvió a encender las alertas, y las esperanzas, sobre el estado de la biodiversidad en Colombia. Investigadores confirmaron la presencia de una especie que durante años fue considerada prácticamente desaparecida en la capital, un hecho que cambia la lectura sobre la resiliencia de la fauna nativa.

Se trata de un registro que impacta directamente en el conocimiento del patrimonio natural del Altiplano Cundiboyacense, una de las regiones con mayor transformación humana del país. La confirmación no solo tiene valor científico, sino que también plantea nuevos desafíos para la gestión ambiental en zonas urbanas densamente intervenidas.

El regreso del capitán de la sabana a los humedales

El protagonista de este hallazgo es el pez capitán de la sabana, una especie endémica que solo habita en ecosistemas de alta montaña en Colombia. Su presencia fue confirmada en el humedal La Conejera, un espacio protegido al noroccidente de Bogotá que cumple un rol clave como refugio de fauna silvestre.

El hallazgo obliga a reconfigurar el mapa ambiental de la zona (Fuente: Secretaría de Ambiente de Bogotá).
El hallazgo obliga a reconfigurar el mapa ambiental de la zona (Fuente: Secretaría de Ambiente de Bogotá).Secretaría de Ambiente de Bogotá

Este pez, descrito científicamente a comienzos del siglo XIX, cumple funciones ecológicas esenciales al alimentarse de materia orgánica en el fondo de ríos y humedales. Durante décadas fue un símbolo de las aguas del río Bogotá, antes de que la contaminación y la degradación ambiental redujeran drásticamente sus poblaciones.

Las amenazas que lo llevaron al borde de la desaparición

La reducción del capitán de la sabana está asociada a múltiples presiones ambientales acumuladas. La contaminación hídrica, la fragmentación de los ecosistemas y la urbanización acelerada eliminaron gran parte de su hábitat histórico en la sabana de Bogotá.

A esto se sumó la introducción de especies invasoras como la trucha y la carpa, que compiten por alimento y espacio. Según explicó la Secretaría Distrital de Ambiente, la especie sufrió un declive sostenido por la degradación del hábitat, la eutrofización de las aguas y la sobrepesca, factores ampliamente documentados en su rango natural.

Un hallazgo clave para la conservación urbana

El registro en La Conejera no tiene antecedentes recientes en la ciudad, pese a que existían menciones históricas de su presencia en humedales bogotanos. Durante años, los monitoreos no habían logrado confirmar individuos vivos en estos ecosistemas urbanos.

Para las autoridades ambientales, este descubrimiento refuerza el valor de los humedales como refugios de fauna nativa y abre la puerta a nuevas estrategias de conservación basadas en evidencia local. La Secretaría de Ambiente destacó que el hallazgo permite orientar acciones concretas como el monitoreo continuo, el control de vertimientos y la articulación de esfuerzos comunitarios y nacionales para proteger una de las especies más emblemáticas de la región.