Arqueólogos de la Academia de Ciencias de Rusia anunciaron el hallazgo de “restos de una ciudad sumergida” bajo el lago Issyk Kul, en Kirguistán. El descubrimiento en el complejo Toru-Aygyr, en el extremo noroeste del lago, revela estructuras y objetos que dibujan la imagen de una metrópolis perdida sepultada tras un movimiento sísmico.
El equipo excavó cuatro zonas someras entre 1 y 4 metros de profundidad y halló desde muelas de molino hasta vigas de madera y muros de ladrillo cocido. Los restos apuntan a un asentamiento de gran tamaño relacionado con la ruta de la seda, donde comerciantes intercambiaban seda, especias y metales preciosos junto a ideas culturales.
El increíble descubrimiento de una ciudad sumergida en un lago ruso
Entre los hallazgos figura un posible edificio público que podría haber funcionado como mezquita, baño o madressa; en otras áreas afloraron un necrópolis musulmán del siglo XIII y estructuras de adobe en formas circulares y rectangulares. Los enterramientos conservados muestran prácticas islámicas tradicionales con los esqueletos orientados hacia la qibla.
Un representante de la Russian Geographical Society afirmó: “Todo esto confirma que una ciudad antigua se posaba aquí”, frase que resume la certeza arqueológica tras la excavación preliminar. Los indicios sugieren una vida urbana intensa hasta el inicio del siglo XV.
Por qué se hundió esta ciudad rusa
Valery Kolchenko, líder de la expedición, atribuye la desaparición del complejo a un “terrible terremoto” ocurrido a comienzos del siglo XV, aunque los investigadores indican que la zona fue abandonada antes del desastre, lo que pudo salvar vidas. Posteriormente, pobladores nómadas ocuparon el entorno y hoy pequeñas aldeas bordean la orilla del lago.
Los artefactos ya fueron enviados a laboratorios para análisis y datación por radiocarbono mediante espectrometría de masa acelerada, lo que permitirá fijar cronologías precisas y entender la secuencia cultural del sitio.
Relevancia y próximos pasos del hallazgo
Si la datación confirma las hipótesis, Issyk Kul se sumará a la lista de nodos clave del intercambio entre Oriente y Occidente, ofreciendo nuevos datos sobre comercio, religión y vida cotidiana en Asia central. El estudio ampliará el mapa histórico de la ruta de la seda.
Los trabajos continúan: más prospecciones y análisis químicos definirán el alcance del yacimiento y permitirán a los expertos reconstruir la historia de una ciudad que emergió, aunque por poco, del fondo del lago.