

En plena oscuridad, con su vestido rojo y botas grises, Ofelia saluda de frente y dice "buenas" con una mano, en la otra sostiene un sol de noche y lleva enrollada en la espalda una bolsa de dormir azul, luego enseña una sonrisa amplia, de oreja a oreja, y pregunta: ¿Tenés un lugarcito en tu soledad para mí?
Un espacio limitado-tres viñetas-, una mirada y pocas palabras hablan de querer vincularse, de encontrarse con otro, de poner luz en una relación. Ofelia, de la dibujante Julieta Arroquy, es así y se arroja al mundo en búsqueda de amor en el libro que comprende más de cien tiras en cuadritos. A veces también se enoja, de tanto en tanto le viene filosofar, se asume contradictoria, un poco dramática y analítica, es inocente y sensible.
“En el dibujo es importante la mirada y los gestos. Eso humaniza mucho y permite una gran cercanía. Yo quería hacer una mujer adulta, terminó resultando una nena pero porque mi trazo es infantil", dice Arroquy en el living de su casa, mientras su gata Nina va y viene, salta y camina por el sillón, para luego aquietarse bajo el sol que entra por la ventana.
Ofelia se publicó por primera vez en el desaparecido diario Libre, también tiene su blog y todos los meses aparece en la revista mexicana ’Mujeres”, además de ser parte del catálogo de Ediciones de la Flor, editorial siempre atenta a la producción de los humoristas gráficos como Caloi, Liniers, Quino y Montt, entre otros.
Arroquy nació en Bahía Blanca (’viví siempre en Coronel Suárez’) en 1974 y también es periodista. Durante su niñez y adolescencia dibujaba en papelitos o agendas, nunca tomó clases y asume que en su trazo hay caos y frescura, simpleza y síntesis para comunicar una idea.
“Dibujo de una manera básica: un cuaderno, lápiz, goma y lo redibujo con un marcador finito 03, escaneo y le pongo color. Soy muy concreta, hago un dibujo con esta idea. No hago bocetos ni estoy todos los días. Me gusta contar una idea y plasmarla lo más gráficamente posible. No me sale hacer chistes con cosas cotidianas que no estén atravesadas por la emoción o que no tengan que ver con lo humano y los vínculos, padre- hija, hermanos, amigos, pareja”.
Antes de lanzar Ofelia, Arroquy no tenía personajes. Dibujaba objetos que connotaban alguna situación o estado de ánimo, siempre vinculados al mundo femenino. Esos dibujos, publicados en la revista Ohlalá, los compiló en el libro ’¡Oh, no! Me enamoré’, además hizo un video con los Súper Ratones y colaboró en un libro de tangos con varios colegas, entre otros trabajos.
-Ofelia tiene un aspecto aniñado pero expresa ideas de mujer madura ¿Cuántos años puede tener?
Ofelia puede estar entre 25 o 35 años. No quería dibujar personas porque me resultaban niñas, y terminó siendo una niña. Yo tengo algo aniñado y por eso dibujo así. Todas las mujeres somos un poco niñas como todos los hombres. Tengo muchos parecidos con Ofelia, igual no todo es autobiográfico. Lo que no hago es poner en la voz de Ofelia cosas que yo no diría, porque es una extensión mía.
-¿Qué tipo de lectores tiene?
Mayoritariamente femenino y de su edad. Hay algo curioso: Mafalda es un personaje femenino dibujado por un hombre. Gusta tanto a hombres y mujeres. Pero Ofelia es un personaje femenino dibujado por una mujer. El público es femenino. Indefectiblemente es así. Los hombres dicen que se sienten interpelados y que Ofelia les permitió entender un poco más a las mujeres. También hay extremos muy adolescentes y se consume mucho por Facebook.
-¿Qué fue lo más curioso que te pasó con el personaje?
Lo que pasa con Ofelia es inesperado. Me sorprende el amor y el cariño de las lectoras. Eso me superó. Gente que la imprime y la lleva a terapia. Y le dicen al terapeuta: “esto es lo que me pasa”. Hacen invitaciones con Ofelia, la ponen en tortas. Muchas terapeutas me escriben y me dicen que Ofelia ofrece una síntesis del mundo femenino. Situaciones que les pasa a todas.
-De repente, en la tira aparece un chico pero Ofelia te pide que lo borres, por celos ¿En algún momento va a tener un compañero?
“Si, yo soy la protagonista” dice Ofelia. Borro al pibe a pedido de ella. Después lo valora y lo pide. En relación a eso, entiendo que tiene que pasar a otra etapa. Está sola monologueando, sin amigos ni mascotas. Yo misma me agobio. Debe aparecer un novio o un amigo.
-El libro está dedicado a tu mamá, que se llama Ofelia. ¿Es un homenaje?
Mi mamá murió cuando yo tenía 13 años. Se suicido a los 45. Es el principal episodio de mi vida que hizo que yo me creara mi propio personaje porque no quería convertirme en la rebelde para justificar su suicidio. Murió cuando yo estaba en primer año y en segundo fui la única alumna del colegio que tuvo distinguido, fui abanderada y reina del baile de estudiantes. El personaje era no caer, no ponerme triste. Para una mujer que en la adolescencia se muera tu madre es un golpe fuerte. Te falta alguien que te dé explicaciones como mujer, y que te cuente cosas de la vida. Mi madre es muy importante tanto en su presencia como en su ausencia. A ella no le gustaba su nombre, le decían Chela. Ofelia es muy antiguo, de otra época. Lo consulté familiarmente y gustó. Es un nombre que tiene fuerza. Debe ser por la F, como Mafalda. Al principio la dibujaba y no tenía nombre. Le decía “la chica del cuadrito”. Así estuve dos semanas hasta que le puse Ofelia.













