“Macri englobó a toda la representación empresaria como defensora del status quo y dijo, ‘yo me tengo que llevar bien con algunos empresarios particulares, los emprendedores. Los nuevos y buenos. No con los que predominan en las organizaciones , afirma el sociólogo Marcos Novaro en una entrevista con El Cronista por su nuevo libro “Dinero y poder sobre las relaciones entre empresarios y políticos en la Argentina.
“Hizo alabanza a los unicornios, toda una cantidad de mensajes que transmiten una idea regeneracionista, que generó más rechazo que acompañamiento. O por lo menos, desorientación entre los empresarios , continúa Novaro.

“Los empresarios esperaban llevarse mejor con Macri. Y podría haberse llevado mejor sobre todo con esos representantes políticos que eran más afines con la idea del cambio, con AEA o con el Foro de Convergencia. Con la UIA era más difícil. Pero no buscó puntos de cooperación. Cambiemos repitió una tradición de los gobiernos argentinos que son muy débiles en términos de coalición política, autonomía y toma de decisiones, que tratan de fragmentar el campo de los intereses , asegura el escritor y dice: “Macri desaprovechó oportunidades para negociar en forma más agregada, pero avanzó en relaciones sectoriales que fueron estimuladas, como el sector energético. Pero podría haber hecho mucho más en consenso en pro de un capitalismo abierto. Lo desaprovechó. Sobreactuó la idea de la distancia: Yo no soy mi padre, soy de la elite, pero un renegado .
En “Dinero y poder (Edhasa) el autor de “El caso Maldonado , expone cómo evolucionaron las relaciones entre el poder político y el económico desde la época de Marcelo T. de Alvear hasta nuestros días, e identifica ciertos patrones de comportamiento y formas de relación entre los empresarios y el Estado, forjados en un país que tuvo una economía inestable siempre. Incluso cuando le fue bien.
“Actuar colectivamente y defender reglas generales puede mejorar su desempeño, su autoimagen y su rol empresario en la sociedad. Lo empezaron a hacer hacia el final del kirchnerismo, asustados, y tal vez lo volvieron a hacer ahora, asustados, luego de 2018 , afirma Novaro.
Para Novaro, a esta inestabilidad económica inicial que signó la relación entre empresarios y política desde los años ‘30, se le sumó una inestabilidad de reglas y un Estado cada vez más penetrado por intereses particulares y con más dificultades para legitimar reglas generales.
El autor hace una primera distinción entre el modo que se relacionó el empresariado con el estado hasta los años ’30, que era una relación signada por la confianza en el progreso y por lo tanto, una baja inversión en acción colectica y regulación pública. “Todas instituciones que hubo que crear de golpe y en las peores condiciones , asegura Novaro.
“Fue lo que sucedió en los ’30. Frente a un Estado muy urgido de estabilizar la situación y legitimar su ejercicio de poder. Frente a actores empresarios que cambiaban en forma acelereda y que no confiaban en ese Estado ni en los gobernantes de turno , explica.
Eso implicó según Novaro que se generalizara el particularismo entre los empresarios y los gobernantes, que se acentuara con los gobiernos posteriores y se institucionalizara con la llegada del peronismo.
Otro capítulo de “dinero y poder desgrana específicamente cómo oscilaron los empresarios durante la década kirchnerista, desde el apoyo hasta la desconfianza y luego el miedo. “Actuar colectivamente y defender reglas generales puede mejorar su desempeño, su autoimagen y su rol empresario en la sociedad. Lo empezaron a hacer hacia el final del kirchnerismo, asustados, y tal vez lo volvieron a hacer ahora, asustados, luego de 2018 , concluye Novaro.













