"En la madrugada del 27 de febrero, Laura no se preparó para dormir. Había visto la luna. Amarilla. Hinchada. Rodeada de un halo vaporoso (...), desvió la vista a la ventana y esperó a que algo sucediera". Esa noche, la escritora mexicana Laura Hernández, y otras millones de almas, podrían haber muerto. Sin embargo, aún respiran. Aunque no todos corrieron la misma suerte.

El 27 de febrero de 2010, la Tierra desató su furia y la muerte cubrió a todo Chile, cuando el devastador terremoto de 8,8° en la escala de Ritcher sacudió a un país donde la palabra "temblor" es un término corriente. Pero esa vez fue mucho, demasiado.

Entre quienes vivieron y sobrevivieron a esa experiencia se contó al escritor mexicano Juan Villoro, quien pasados los meses desahogó sus miedos en la pluma y el papel: 8.8 El miedo en el espejo (Editorial Interzona) recrea las horas previas y los días posteriores al sismo, y entre los protagonistas que pueblan las páginas, la historia de su colega Laura Hernández se cuenta entre ellos.

Con un relato amplio y comparativo -Ciudad de México 1985 / Santiago de Chile 2010-, Villoro narra las perspectivas y reacciones de chilenos, extranjeros y niños frente a la catástrofe: los que siguieron con su rutina, los que entraron en una crisis de pánico, los que actuaron a conciencia, los que no entendían qué pasaba y los que operaron por instinto.

"Cuando el movimiento cesó al fin, sobrevino una sensación de irrealidad. Me puse en pie, con la vacilación de un marinero en tierra. No era normal estar vivo", señala Villoro y agrega: "La sinrazón era mi único impulso".

8.8 El miedo en el espejo relata con minucioso detalle - casi como si se tratara de una confesión- una crónica "de vidas de paso, que estuvieron a punto de extinguirse", según describe el autor. Cuenta, además, las reacciones de supervivencia a las que se enfrenta el hombre en situaciones que lo superan, y que sacan a flote las miserias y miedos del ser humano.

"La angustia y la calma me parecieron lo mismo. Algo cayó del techo y sentí en la boca un regusto acre. Era polvo, el sabor de la muerte", recuerda el autor y continúa: "El terremoto de Santiago fue tan potente que me dejó al margen de toda decisión individual. Cualquier asomo de voluntad era una afrenta a la naturaleza".

Cerca del final, el autor se pregunta si quienes sobrepasan estas desgracias lo deben considerar como "¿Una redención o una oportunidad de enmienda?". Y a modo de cierre, abre la puerta a la reflexión: "Todo terremoto convierte a los sobrevivientes en víctimas omitidas: podrían haber muerto pero se salvaron ¿Responde esto a una casualidad o a un designio?", concluye Villoro.

Sobre el escritor

Juan Villoro nació en México D.F. en 1956. Es novelista, periodista y traductor, y uno de los escritores mexicanos consagrados más importantes de su generación.

Hacedor de varios premios, Villoro cuenta entre su obra títulos como El testigo, La llamada de Amsterdam y Tiempo Transcurrido. Además de ensayos, cuentos cortos y libros infantiles.