Los especialistas señalan al atraso cambiario, la presión tributaria récord, la falta de financiamiento y de inversión y las regulaciones impuestas por el Gobierno como las causas por las que la Argentina sigue un camino descendente en todos los ránkings de competitividad global. Si bien la mayoría de los sectores sufren el impacto, las economías regionales y el turismo aparecen entre los más perjudicados.