Brasil será la segunda mayor fuente de crecimiento de la oferta de petróleo en los próximos cinco años, después de América del Norte, entre los productores que no están en el cartel de la Opep, pero compañías extranjeras tienen menos disposición que antes para invertir en el país.

La evaluación es de la Agencia Internacional de Energía (AIE) y está en un informe sobre perspectivas de mediano plazo, en el que destaca que Petrobras se convirtió en la empresa de petróleo más endeudada del mundo, con un debido superior a los u$s 110.000 millones, como consecuencia de la hemorragia del cash que causó el control del precio de la nafta.

Según AIE, la producción brasileña de petróleo superará la barrera de los 3 millones de barriles/día en 2019, un año después de lo que indicaban las proyecciones elaboradas en 2013.

El atraso se explica principalmente por la demora de varios proyectos y porque crecieron las expectativas de caída en los campos actuales de producción. La explotación en el pre-sal aumenta a ritmo saludable y la actividad fue exitosa, según la agencia. Al mismo tiempo, desde 2010 Petrobras enfrenta problemas para aumentar la producción anual. La producción en campos de agua profunda cayó 20% y siguió una trayectoria de aumento.

La expectativa ahora es que la producción de este año suba ligeramente, revirtiendo los dos años de contracción. Entre 2013 y 2019, el aumento promedio se estima en 160.000 barriles/día por año, a medida que entren en operación grandes proyectos en las cuencas de Santos y de Campos. Termina con un suba de 47% frente a los 2,1 millones de barriles/día en 2013.

Al mismo tiempo, Petrobras enfrenta severas restricciones de caja por las enormes pérdidas en las actividades de downstream. La AIE destacó que el control de precios de la nafta, mantenidos en niveles que no son lucrativos, se choca con las necesidades de financiamiento de la compañía.

Eso causó hemorragia de dinero, con importaciones de productos de petróleo a precios internacionales y ventas de esos productos a costo más bajo, aseguró. Con una deuda estimada en más de u$s 110.000 millones, Petrobras tuvo que cortar inversiones para los próximos años. Otras compañías, como Statoil y Chevron, a su vez, proyectan aumentar las inversiones a cerca de u$s 14.000 millones anuales hasta 2018 en el país.

Según la AIE, los cambios en las estructuras de contratos de upstream (actividades de explotación, desarrollo y producción de petróleo) también afectaron la capacidad en Brasil. Compañías extranjeras tienen menos disposición para invertir en Brasil de lo que tenían antes en los campos de pre-sal, en la medida en que el país parece ofrecer términos menos atractivos, afirmó la AIE.

La agencia estimó que varias compañías extranjeras consideran insatisfactorio hacer enormes inversiones mientras dependen de Petrobras como operadora. Notó que desarrollar campos de pre-sal es un desafío técnico importante, que exige más inversiones, tiempo y capacidad técnica. Petrobras vio un aumento de más de 30% en los costos de producción para los pozos existentes, equipamientos, materiales y mano de obra entre 2011 y 2013, según la agencia.

La agencia destacó que el gobierno continúa fuertemente involucrado en las actividades de explotación de petróleo, con rígidas exigencias de contenido local y tornando más difícil cerrar presupuestos y plazos de proyecto. Petrobras y las otras compañías involucradas en la explotación tienen que utilizar una cierta cantidad de barcos, plataformas de equipamientos nacionales.

La AIE se refirió al tema del nacionalismo, y notó que, aunque haya cerrado el ciclo de aumento de las tasaciones y de royalties y de renegociación de contratos en varios países productores, en contrapartida aumentó los requerimientos de contenido local en los últimos dos años.