

En medio de las acusaciones y versiones cruzadas sobre el impacto y la duración de la crisis económica mundial y las políticas adoptadas en los gobiernos socialdemócratas (1995-2002) y del Partido de los Trabajadores (PT, desde 2003), el ministro de Economía, Guido Mantega -que dejará el cargo en un nuevo gobierno de Dilma Rousseff-, y el ex presidente del Banco Central (BC) Arminio Fraga -indicado por el candidato Aécio Neves como su probable ministro, le dieron un tono ideológico al debate que protagonizaron en tv.
Fraga dijo que el modelo económico actual no da resultados, advirtió sobre la falta de coordinación para atacar la política de control de la inflación y criticó los costos de los subsidios dados al banco de desarrollo BNDES para reducir las tasas de interés. Acusó al ministro de Economía de dar informaciones económicas fuera de contexto.
Mantega, a su vez, destacó las diferencias ideológicas entre las propuestas del PT y del PSDB. Señaló que la oposición pone el énfasis en el trípode macroeconómico -meta de inflación, superávit fiscal y cambio fluctuante-, lo que no es suficiente. Afirmó que puede sostenerse el programa de desarrollo que prioriza la generación de empleo y la reducción de la pobreza, además de ampliar la renta per cápita. "La renta per cápita brasileña de 1995 a 2002 creció 3%. Del 2003 al 2013, creció 30%. Nosotros podemos continuar aumentando la renta per cápita en esa trayectoria: otro 30% en los próximos ocho años", dijo.
"Durante la crisis, tuvimos que hacer una política anti-cíclica, reducir tributos para dar competitividad a las empresas, dar subsidios para que las tasas de interés fueran más bajas. Él no lo haría", dijo Mantega, en referencia a Fraga, quién respondió que él mismo aprobó las medidas anti-cíclicas que adoptó el gobierno del PT en el auge de la crisis, que "se calentó en 2008 y tuvo su peor momento en 2009".
Según el tucano (como se llama a los miembros del PSDB), la propuesta de Neves busca abordar los temas más fundamentales, no solo el ángulo macroeconómico. "(Brasil) precisa un modelo que genere tasas de interés más bajas para todo el mundo y no solo para quien toma dinero en el BNDES. Eso es básico", afirmó, criticando el respaldo de esa institución a las grandes empresas "que pueden acceder al mercado", como frigoríficos y Petrobras. "Desde el punto de vista distributivo, ese modelo está absolutamente equivocado", aseguró, sobre la política de ecualización de los intereses del banco estatal.
El tema central de las comparaciones entre las gestiones del PT y el PSDB fue el combate a la inflación. El ministro afirmó que desde hace once años el gobierno cumple la meta inflacionaria e intentó golpear la trayectoria de Fraga en esa tarea. "Cuando Arminio era presidente del BC, llegó con 7% (de inflación) en 1999 y se fue con 12% en 2002", citó. "Entonces no es fácil controlar la inflación. Es un problema permanente y nosotros tenemos todo bajo control", afirmó.
Fraga rebatió la afirmación y recordó las dificultades que enfrentó, principalmente, la presión cambiaria. En 1999, su primer año en el comando del BC, Brasil dejó el régimen de cambio controlado -las bandas cambiarias, utilizadas como anclas del Plan Real a finales del primer mandato del ex presidente Fernando Henrique Cardoso- hacia el de cambio fluctuante. El dólar subió con impacto directo en la inflación y la situación solo se estabilizó con la adopción del régimen de metas inflacionarias, cuando él asumió en el BC.
Fraga recordó que en 2002 la presión fue política. Las especulaciones en torno de la elección presidencial llevaron el dólar de R$ 2 a R$ 4, lo que presionó también la inflación.
"En aquel momento (1999) hubo pánico en Brasil. La expectativa de inflación cuando llegué era de entre 20% y 30%. Se temía que el Plan Real dejara de existir. Nosotros respondimos, como todo el mundo sabe, y la inflación terminó en 9% aquel año, que fue un momento de mucha tensión y buen resultado", dijo, recordando que existía consenso en torno de que caería 4% el PBI, pero el PBI terminó creciendo ese año (aumento de 0,3%, según el dato revisado por el IBGE en 2007).
Mantega rebatió las afirmaciones de Fraga que indicaban que la inflación en 2002 habría subido por un "pánico político" originado en la perspectiva de una administración petista, con la victoria del entonces candidato presidencial Luiz Inácio Lula da Silva. "La economía brasileña no tenía como pagar sus vencimientos externos. Entonces, tuvo que recurrir al Fondo Monetario (Internacional), no fue por la inminencia de perder la elección (el avance de la inflación)", afirmó. "La economía brasileña estaba fragilizada, tuvo que recurrir al FMI que fue soltando (aportes) de a poco y eso creó inestabilidad", evaluó. "Hoy, tenemos reservas, tenemos una deuda mejor, endeudamiento menor, entonces conseguimos mantener la situación bajo control", consideró.
Ante los cuestionamientos de la presidenta acerca de que el gobierno de su partido quebró tres veces a Brasil y recurrir al FMI entre 1995 y 2002, Arminio dijo que en 1999 hubo ayuda del capital externo "pero no porque existía una dificultad para honrar compromisos". "Fue para suavizar el ajuste aquí adentro. Por la situación el mercado se cerraba y nuestra preocupación era no castigar a la población con una recesión innecesaria. El FMI sirve para eso. Es un dinero barato que en aquel momento nos ayudó bastante", explicó.
El actual ministro garantizó que Brasil saldrá de la crisis con la economía más sólida que cuando entró y podrá invertir para mejorar los servicios públicos, una de las demandas de los electores. "Estamos haciendo reformas. La reforma tributaria comenzó", dijo.










