

La previsión indicaba que 2013 sería el año para las inversiones públicas en el sector de transportes. Después de un desempeño anémico en 2012, período contaminado por los escándalos de corrupción que saltaron un año antes, en lo que se conoció como la limpieza de los Transportes, este año debería ser el de la recuperación.
A pedido de Valor, el Instituto de Investigación Económica Aplicada (Ipea) hizo un balance del desempeño de las inversiones realizadas por el Estado federal en el primer semestre de este año. El resultado es frustrante.
Los datos utilizados fueron provistos por el gobierno, a través del Sistema Integrado de Administración Financiera (Safi) del Tesoro Nacional. Entre enero y junio de este año, el gobierno consiguió ejecutar solamente 22,9% del total que reservó para gastar con obras en rutas durante 2013.
El presupuesto autorizado para este año alcanza R$ 13.092 millones, pero el valor que gastó efectivamente el Departamento Nacional de Infraestructura de Transportes (Dnit) llegó a R$ 2.995 millones en el período.
El resultado es inferior al desempeño verificado en el mismo intervalo del año pasado, cuando el gobierno consiguió ejecutar 23,5% del presupuesto de R$ 13.745 millones.
Se necesita destacar que, de los desembolsos realizados este año, casi 90% se refiere a pagos de gastos realizados en años anteriores, es decir, que solamente 10% se relaciona con nuevas obras.
El pago de deudas antiguas también domina los pagos en las ferrovías de Valec. La estatal invirtió R$ 679,4 millones en el primer semestre del año, lo que equivale a 36% del valor total previsto para 2013. Pero de ese monto, casi 97% se vincula con restos a pagar, es decir que prácticamente no hubo desembolsos en nuevas contrataciones.
Lo que vemos claramente es que la expectativa que tenía el gobierno no se confirmó. Se prometía una fuerte ejecución de parte de las estatales este año, pero la realidad mostró un escenario diferente, dijo el coordinador de infraestructura económica de Ipea, Carlos Campos.
La situación no es diferente en el caso de los desembolsos para los puertos y aeropuertos vinculados al Estado federal. Del año pasado a este, los recursos autorizados para los puertos públicos y sus compañías administradoras saltaron de R$ 1.975 millones a R$ 2.388 millones.
Por otro lado, la ejecución cayó de R$ 268,3 millones entre enero y junio de 2012, a solamente R$ 134,8 millones este año, lo que significa utilizar solamente 5,6% de todo lo previsto para 2013.
En la aviación civil, el presupuesto anual se mantuvo casi inalterado, con R$ 2.200 millones en caja para inversiones, pero la ejecución, que llegó a 21,6% en el primer semestre de 2012, cayó 12,7% este año.
Campos enumeró seis problemas que, históricamente, transforman el presupuesto del ministerio de Transportes en una fantasía: ajustes frecuentes de marcos regulatorios; proyectos y contratos mal elaborados; intervenciones del Tribunal de Cuentas nacional (TCU); dificultades para las licencias ambientales; problemas con expropiaciones y legislación compleja, que deriva en constantes recursos presentados ante la justicia.
El pico de los gastos con transportes tuvo lugar en el último año del mandato del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, según datos del Siafi. En 2010, se invirtieron R$ 17.500 millones para obras de infraestructura logística.
Cuando Lula asumió el gobierno en 2003, el ex presidente Fernando Cardoso había desembolsado R$ 5.300 millones para el sector el año anterior.
Pero esa curva ascendente de inversiones se revirtió a partir de la gestión de Dilma Rousseff. En 2011, se colocaron R$ 15.900 millones, bajando a R$ 12.800 millones el año pasado.
El desempeño de las inversiones realizadas en este primer semestre no da espacio a una perspectiva muy optimista para el año, según el especialista de Ipea.










