BUENOS AIRES – Temas como el casamiento entre homosexuales, la “muerte digna” y la flexibilización sobre el “alquiler de vientres” tenderán a salir de la agenda de la presidenta argentina Cristina Kirchner, al menos por este año. Frente a la elección del cardenal de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, como el nuevo papa Francisco, Cristina ensaya una reaproximación con la cúpula de la Iglesia Católica.

La presidenta estará en la ceremonia de asunción del papa Francisco el martes e invitó a su comitiva dirigentes de la oposición, como el diputado Ricardo Alfonsín, de la opositora Unión Cívica Radical (UCR), y el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, con quien sostiene una confrontación. En una entrevista a la agencia oficial de noticias Télam, el embajador de Argentina en la Santa Sede, Juan Pablo Cafiero, afirmó que la “elección de Bergoglio es positiva para Argentina”.

“Despolitizar la comitiva que va a la ceremonia es un gesto fuerte de moderación”, evaluó el analista político Marcos Novaro, vinculado a la oposición. En octubre, habrá elecciones legislativas en Argentina, que podrán dar a Cristina la mayoría necesaria en el Congreso para alterar la Constitución y garantizar el derecho a una nueva reelección en 2015. Antes, el para Francisco visitaría el país. El vocero del Vaticano, Federico Lombardi, afirmó que es “natural” que Argentina sea uno de los primeros países que visite el nuevo pontífice.

A pesar de que 90% de la población de Argentina es nominalmente católica, el gobierno argentino buscó en los últimos años capitalizar la secularización creciente de la sociedad, con una agenda de ampliación de los derechos de las minorías. “Ese avance siempre fue contestado por los sectores tradicionales del peronismo, que bloquearon la implementación de los cambios en las provincias. Con un papa argentino en el Vaticano, el gobierno debe ceder más espacio al catolicismo convencional”, afirmó Novaro.

En 2011, la alianza de gobierno en el Congreso aprobó un proyecto flexibilizando la prohibición del aborto, permitiendo la práctica en la hipótesis de estupro. La ley dependía de reglamentaciones regionales y pocos gobernadores lo pusieron en práctica. El año anterior, el Congreso aprobó la legalización del matrimonio homosexual. En 2012, permitió el cambio de sexo en el registro civil.

Bergoglio se opuso a esos cambios, pero la oposición tendría dificultades para capitalizar una reacción conservadora a las vísperas de la elección. Sectores como el Partido Socialista y el alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, apoyaron las propuestas. “El encarna un sentimiento antikirchnerista, pero como la oposición no tiene un sesgo clerical, difícilmente puede beneficiarse de una disputa entre la Iglesia y el gobierno”, dijo el analista político Diego Raus, de la Universidad de Lanús.