Desde hace dos meses, es más barato cargar etanol en tres estados brasileños, entre ellos, San Pablo, el mercado de combustible más grande del país.

Sin embargo, no se observa una reactivación del consumo, lo que indica que el conductor brasileño parece haberse cansado de hacer las cuentas en las estaciones de servicio antes de elegir entre etanol o nafta. Decidió optar por el combustible fósil, cuyo consumo avanzó 12% en el primer semestre del año, frente a una caída de 17% de la demanda por el biocombustible.

Hay varias explicaciones para esa falta de paciencia del consumidor. Para utilizar más etanol, el consumidor tendrá que tener una ventaja económica más importante que la actual. La última semana en San Pablo, el precio del etanol equivalió a 66% del precio de la nafta, es decir, mejor que la paridad de 70%, porcentaje mínimo para considerar más viable al etanol.

Siguiendo ese razonamiento, el precio del etanol tendrá que bajar para ofrecer esa ventaja, lo que es poco probable en función del estancamiento del crecimiento de la producción interna, o e precio de la nafta, como indican algunos funcionarios del gobierno.

Según datos de la Agencia Nacional de Petróleo (ANP), en junio y julio de este año el consumo de etanol en el mayor mercado consumidor del país, el estado de San Pablo, retrocedió 28,8% en relación a los mismos meses del año pasado, a pesar de que la paridad con la nafta está en el mismo nivel de igual bimestre de 2011. En junio de ese año fue de 64% y en julio, de 67%.

El etanol padece cierto desgaste frente al consumidor, opinó el director del Centro Brasileño de Infraestructura, Adriano Pires. El consumidor está más informado de lo que se imagina. Mira la televisión, abre los diarios y ve que el gobierno solo hablar del pre-sal, no está apoyando más al etanol, que la cosecha de caña de azúcar es mala y que los precios están subiendo, completó.

Frente a ese escenario, el consumidor migra al combustible más estable, la nafta, agregó. Lo que sucede ahora se parece a lo que ocurrió con el alcohol a final de los años 80, con las debidas diferencias (en aquella época el conductor que tenía un auto a alcohol no podía optar por nafta, como sucede hoy con los vehículos flex): primero un clima de euforia del gobierno con Brasil asomando como líder en energía limpia, y luego, el abandono del respaldo gubernamental. El consumidor percibe esa atmósfera. Si sigue así, van a sepultar el etanol, como hicieron con el alcohol en los años 80 y 90.

El presidente de la entidad que representa a las estaciones de servicio de Brasil (Fecombustibles), Paulo Miranda Soares, coincide en que el consumidor percibe la inestabilidad del mercado de etanol -tanto de precios como de oferta de producto. En San Pablo donde se consumió 60% del etanol vendido en el país en el primer semestre de este año, el consumo cayó 25% entre mayo y julio.

El comportamiento del consumidor está desafiando al sector productor de etanol, que no tiene una respuesta para este tema. El consumidor no está reaccionando a la ventaja económica de abastecer con etanol. Eso es un hecho. Pero todavía no sabemos por qué, reconoció el presidente interino de la Unión de Industria de Caña de Azúcar (Unica), Antonio de Pádua Rodrigues.

Lo que ocurre es que el consumidor, sobre todo en San Pablo, tiene en su memoria un etanol mucho más barato, un escenario difícil que se repita en épocas de costos altos para el productor. La bonanza comenzó en 2007. El etanol, en diciembre de aquel año, llegó a valer en San Pablo R$ 1,293 por litro, el equivalente a 53,8% del precio de la nafta de la época.

Permaneció más de un año en un nivel similar hasta llegar a diciembre de 2009 a la paridad de 64%, niveles muy similares a los actuales. Irónicamente, fue cuando el consumo de etanol en el estado de San Pablo batió un record, alcanzando los 819 millones de litros.