

No es Elon Musk ni Sam Altman. Tampoco aparece en conferencias ni acapara titulares con frases polémicas. Pero, en las sombras del poder digital, Alexandr Wang, un joven de apenas 27 años, ha conseguido algo que pocos pueden presumir: tener en sus manos el insumo más valioso de la era moderna -los datos- y con ellos, moldear el rumbo de lainteligencia artificial (IA) global.
Scale AI: la empresa que alimenta a las grandes tecnológicas
Wang es el fundador y CEO de Scale AI, una compañía que no compite creando modelos de lenguaje como ChatGPT o Gemini, sino organizando y refinando los datos que esos sistemas necesitan para funcionar. Su labor: convertir datos crudos (imágenes, texto, audios, mapas y videos) en conjuntos perfectamente etiquetados, aptos para que las máquinas aprendan.

Desde que nació en 2016, Scale AI se volvió un engranaje imprescindible para gigantes como OpenAI, Meta, Google, NVIDIA e incluso el Departamento de Defensa de EE. UU.. Y ahí reside el verdadero poder de Wang: todas las grandes compañías dependen de sus datos para avanzar en la carrera por dominar la IA.
El joven científico que abandonó el MIT para cambiar el mundo
Criado en Los Álamos, Nuevo México, hijo de físicos que trabajaban en laboratorios militares, Wang creció rodeado de ecuaciones y secretos. Con 17 años ya representaba a Estados Unidos en las olimpiadas de física, y a los 19 fundó Scale AI con una visión clara: "La inteligencia artificial no es mágica, es tan buena como los datos que recibe".
Esta apuesta por el "oro invisible" resultó ser visionaria. Su empresa no solo alimenta modelos comerciales, sino que también trabaja en proyectos de defensa como el entrenamiento de drones autónomos y simuladores de combate.
Una pieza clave en la batalla entre EE. UU. y China por la IA
Wang es un actor central en la estrategia del gobierno estadounidense para no quedar atrás frente al avance tecnológico de China. En 2023, Scale AI firmó un contrato por 250 millones de dólares con el Pentágono para integrar IA centrada en datos en operaciones militares.
Durante una comparecencia en el Congreso, Wang fue directo: el objetivo es evitar que China tome la delantera. Sus datos entrenan tanto a sistemas de vigilancia como a modelos de lenguaje generativo, posicionando a Scale AI como una infraestructura crítica de seguridad nacional.
Dependencia total: así controló a Silicon Valley
En los últimos meses, una filtración reveló que Scale AI almacenaba información sensible de Meta y xAI (empresa de Musk) en documentos públicos de Google Drive. Aunque el problema se resolvió rápido, dejó al descubierto un hecho clave: la dependencia de las grandes tecnológicas de esta empresa es absoluta.
Poco después, Meta compró el 49% de Scale AI por 14.300 millones de dólares y nombró a Wang como director de su división de IA general, encargada de competir directamente con OpenAI.
Un líder invisible con control absoluto
Mientras otros fundadores protagonizan titulares, Wang se mantiene alejado de las redes sociales y los foros públicos. No tiene cuenta activa en X, evita entrevistas y revisa personalmente los conjuntos de datos más sensibles que produce su empresa. Ha rechazado múltiples ofertas de compra porque quiere mantener el control total sobre lo que considera "la clave del futuro".














