Las casas más baratas para inmigrantes en Estados Unidos | las venden hasta por un dólar y con pocos requisitos
Este programa especial permite comprar propiedades a aquellos que no cuentan con recursos económicos.
Acceder a una vivienda en Estados Unidos se ha vuelto un desafío monumental debido a la crisis económica y la falta de opciones accesibles.
En este contexto, un condado en Maryland lanzó un innovador programa para adquirir casas por solo USD 1, pero detrás de esta propuesta atractiva se esconden importantes compromisos financieros.
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La ciudad de Estados Unidos que ofrece casas por 1 dólar
Baltimore, ciudad situada al noreste de Washington DC, lidera esta iniciativa conocida como el Programa de Precios Fijos, que ofrece viviendas abandonadas en diversos barrios por tan solo 1 dólar.
La propuesta busca revitalizar zonas deterioradas y fomentar la compra de propiedades en ruinas, pero también impone requisitos exigentes a los interesados.
Los desafíos detrás de las viviendas económicas
Quienes deseen participar deben demostrar que cuentan con al menos US$90.000 para las renovaciones necesarias, además de comprometerse a vivir en la propiedad remodelada durante un mínimo de cinco años.
Adicionalmente, es obligatorio haber residido previamente en Baltimore, lo que limita el alcance del programa a los actuales habitantes de la ciudad.
Casas por USD 1: un ejemplo de esfuerzo y resultados
Un caso emblemático es el de Judy Aleksalza, quien compró una vivienda por un dólar en el barrio de Pigtown. La propiedad, abandonada desde 1976, requería una inversión significativa para ser habitable.
Judy confesó a la BBC que estuvo cerca de declararse en bancarrota mientras trabajaba en las remodelaciones, pero finalmente logró transformar la casa y afirma que "valió la pena".
Duras críticas al programa
Aunque la iniciativa ha captado atención, algunos expertos cuestionan su impacto. Alegan que, lejos de beneficiar a personas con bajos ingresos, las propiedades terminan siendo adquiridas por quienes cuentan con los recursos económicos para afrontar las reparaciones, dejando fuera a las comunidades más marginadas.
Esta propuesta, a pesar de sus críticas, evidencia la complejidad de equilibrar el acceso a viviendas económicas con las demandas de revitalización urbana.