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Durante la Segunda Guerra Mundial, el ejército de Japón ejecutó una ofensiva sorprendente en el frente del Pacífico. Sin embargo, un error estratégico marcó la guerra con Estados Unidos. Al no medir la extensión real del territorio que intentaban controlar, las cosas fallaron en la ofensiva japonesa. La ambición de avanzar sin calcular distancias ni límites operativos debilitó su poder militar.

Este error les costó las batallas del Pacífico de la Segunda Guerra Mundial y terminó arrastrándolos hacia una derrota dolorosa frente al ejército de Estados Unidos. Las consecuencias fueron automáticas, ya que Japón fue incapaz de sostener posiciones que se encontraban a mucha distancia de sus bases, razón por la cual el Imperio del Sol Naciente perdió fuerza.

La gran distancia del territorio: el error que le costó batallas al ejército japonés

Durante las primeras victorias, las tropas japonesas parecían imparables en la Segunda Guerra Mundial. Sus ofensivas entre 1941 y 1942 desconcertaron a los aliados.

Pero, como explican los especialistas Muy Historia, en lugar de establecer un defender en torno a las Marianas, Filipinas y Borneo, el ejército de Japón optó por expandirse sin control hacia las Midway, las Salomón, Australia y más allá.

Este avance desmedido los enfrentó a lo que los expertos al error llaman la "tiranía de las distancias":

  • Las líneas de suministro se estiraron demasiado

  • Las bases quedaban lejos de los frentes activos

  • Las tropas se fragmentaban

  • Los recursos se diluían

  • El tiempo de respuesta era ineficaz

La expansión de Japón frenó la capacidad operativa del ejército, y facilitó los ataques del ejército de Estados Unidos, que poco a poco fue recuperando terreno clave. El entorno del Pacífico, con islas remotas, climas extremos y enfermedades tropicales, agravó aún más el desgaste japonés durante la Segunda Guerra Mundial.

La apuesta por los acorazados: otro error de Japón que costó demasiado

Mientras el poder aéreo ganaba protagonismo, el ejército de Japón siguió invirtiendo en grandes acorazados. Esta decisión potenció su derrota ante Estados Unidos en las batallas del Pacífico.

A pesar de que figuras como el almirante William Sims advertían desde 1925 que el futuro era de los portaaviones, los mandos japoneses apostaron por una flota de gigantes que se volvieron obsoletos en plena guerra.

Según detallaMuy Historia, la Armada Imperial japonesa desplegó buques imponentes como el Yamato y el Musashi, de más de 70.000 toneladas y armados hasta los dientes. Pero su poder en el papel no se tradujo en ventaja real.

Estas embarcaciones:

  • Eran lentas frente al ataque aéreo

  • Carecían de protección eficaz contra submarinos

  • Absorbían enormes recursos

  • Resultaban vulnerables en mar abierto

  • No podían adaptarse al ritmo de los combates modernos

El hundimiento del Musashi y del Yamato simbolizó el fracaso de la estrategia japonesa.

La guerra naval había cambiado, y Estados Unidos lo entendió mejor. Mientras Japón se aferraba al pasado, sus adversarios tomaban la delantera con aviación naval, submarinos letales y tácticas modernas. El resultado fue inevitable: sus errores se acumularon y les costaron las batallas del Pacífico.