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La tensión internacional volvió a dispararse luego de que Rusia lanzara una advertencia directa contra Finlandia y Suecia, dos países que recientemente abandonaron su neutralidad para unirse a la OTAN.

Es que Dmitry Medvedev, expresidente ruso y actual vicepresidente del Consejo de Seguridad, afirmó que ambos países podrían convertirse en “objetivos legítimos” de un ataque nuclear si continúan apoyando la expansión de la alianza militar occidental.

Estas amenazas, además de agravar el conflicto geopolítico entre Rusia y Occidente, reavivan el miedo mundial a una posible Tercera Guerra Mundial.

Rusia pone a estos dos países como objetivos nucleares

Medvedev advirtió que, tras la incorporación de Finlandia y Suecia a la OTAN, el Báltico “ya no será una región libre de armas nucleares”. Según sus palabras, Rusia se reserva el derecho a desplegar sistemas de misiles y a responder con “cualquier medio, incluyendo el nuclear”, si percibe una amenaza directa desde estos países.

El funcionario también afirmó que “esta es la nueva realidad” y que Occidente debe “prepararse para nuevos pasos” por parte del Kremlin, insinuando que Moscú podría romper definitivamente las limitaciones sobre misiles de medio y corto alcance.

Rusia puso como objetivos nucleares a dos países europeos que pasaron a formar parte de la OTAN. Fuente: Archivo.
Rusia puso como objetivos nucleares a dos países europeos que pasaron a formar parte de la OTAN. Fuente: Archivo.

Rusia avanza en un ataque nuclear y crece el temor por la Tercera Guerra Mundial

El principal motivo de preocupación global es que Finlandia y Suecia ya no son países neutrales, sino que son miembros plenos de la OTAN. Cualquier ataque contra su territorio obligaría a una respuesta militar conjunta de Estados Unidos, Reino Unido, Francia y el resto de los aliados bajo el artículo 5 del tratado.

Un ataque nuclear ruso contra un país de la OTAN, aunque fuera limitado o estratégico, desencadenaría una confrontación directa entre potencias nucleares, un escenario que los expertos consideran como uno de los más peligrosos desde la Guerra Fría.

Además, la retórica nuclear de Moscú coincide con la retirada de Rusia de varios acuerdos internacionales de control de armamento, lo que reduce las vías diplomáticas y aumenta la posibilidad de un error de cálculo.