

La Administración del Seguro Social (SSA) atraviesa distintos cambios y problemas que alarman a algunos beneficiarios en Estados Unidos, ya que se teme que el dinero no esté disponible cuando lo necesiten o se agoten los fondos.
Según una encuesta reciente de AP-NORC, casi el 30% de los estadounidenses mayores de 60 años expresan poca o ninguna confianza en la disponibilidad futura de estos beneficios, un aumento significativo respecto al 20% registrado en 2023.
Este temor lleva a muchos a adelantar sus solicitudes de beneficios, preocupados por posibles recortes o interrupciones en los pagos. La administración Trumpimplementó recortes de personal y cambios en la SSA, lo que ha generado demoras en los servicios y errores administrativos, como la declaración errónea de beneficiarios vivos como fallecidos.
Alerta del Seguro Social: los beneficiarios temen perder su dinero
Aunque los pagos actuales del Seguro Social continúan realizándose, existen señales de advertencia sobre su sostenibilidad a largo plazo.
El informe de los fideicomisarios de 2024 proyecta que el fondo fiduciario del Seguro Social se agotará en 2033, momento en el cual solo se podrá cubrir aproximadamente el 83% de los beneficios programados.

Además, propuestas recientes para eliminar los impuestos sobre los beneficios del Seguro Social podrían acelerar la insolvencia del fondo, reduciendo los ingresos federales en hasta USD 1.5 billones en la próxima década.
¿Qué impacto puede tener esto en los jubilados del Seguro Social?
La incertidumbre afecta especialmente a los adultos mayores, muchos de los cuales dependen del Seguro Social como fuente principal de ingresos.
En un hogar de retiro en Long Island, residentes expresaron su preocupación por los recortes de personal y los problemas administrativos en la SSA, aunque sus beneficios aún no se han visto afectados.
La ansiedad también se refleja en el aumento de las solicitudes anticipadas de beneficios, a pesar de que esto puede resultar en pagos mensuales reducidos.

Expertos financieros advierten que, aunque es comprensible querer asegurar los beneficios ahora, reclamar temprano puede no ser la mejor decisión financiera a largo plazo.















