En esta noticia

Un descubrimiento científico revolucionario llega desde la costa oeste de Canadá. Investigadores encontraron millones de huevos vivos en un área cercana a un volcán submarino, en una zona que hasta ahora se consideraba inhóspita para la vida.

Los "huevos de oro" descubiertos pertenecen a una especie que habita en aguas profundas y frías. El hecho de que estos huevos se encuentren en un lugar que se creía incompatible con la vida marca un avance significativo para la biología marina y la comprensión de los ecosistemas submarinos.

La importancia de este hallazgo sin precedentes no solo radica en la cantidad de huevos, sino en las condiciones únicas que permiten su incubación en un entorno extremo, desafiando las creencias previas sobre los hábitats que pueden sostener vida.

¿Qué son los "huevos de oro" y dónde se encontraron?

Los "huevos de oro" son millones de huevos vivos de raya blanca del Pacífico, una especie marina que puede habitar a casi 3.2 km de profundidad. Estos huevos fueron hallados en un volcán submarino activo cerca de la costa oeste de Canadá, en un área antes considerada demasiado fría y sin condiciones para sostener vida.

Este volcán submarino emite calor geotérmico que calienta el agua a su alrededor, creando un ambiente único para que los huevos puedan incubarse durante hasta 10 años. Se calcula que la "guardería" natural alberga alrededor de 2,6 millones de huevos dorados, un fenómeno nunca antes registrado en un entorno tan extremo e inhóspito.

¿Cómo se descubrieron los huevos de oro en un lugar que se creía incompatible con la vida?

La exploración se llevó a cabo mediante inmersiones con vehículos robóticos en el volcán submarino, hasta entonces desconocido y activo. Los científicos pudieron:

  • Documentar, por primera vez, el momento en que las rayas blancas depositan los huevos.
  • Registrar imágenes de los huevos incubando en un ambiente geotérmico.
  • Confirmar que el calor liberado por las fuentes hidrotermales es fundamental para el desarrollo de los embriones, en un entorno que de otro modo sería demasiado frío.

Este hallazgo sin precedentes no solo modifica la comprensión sobre la vida en ambientes extremos, sino que también pone en evidencia la importancia de seguir explorando el océano profundo, una de las regiones menos conocidas del planeta.