Dermatitis atópica: cuáles son los síntomas y cómo se trata para mejorar la apariencia de la piel
Conoce cuáles son los síntomas de la dermatitis atópica (eccema), cómo se trata y de qué forma puede prevenirse.
Según el sitio web de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades no transmisibles constituyen la causa predominante de fallecimiento y limitaciones físicas a nivel global. No obstante, afirman que gran cantidad de ellas pueden evitarse mediante la disminución de los elementos de riesgo habituales.
Por ese motivo, conoce qué es la dermatitis atópica (eccema), cuáles son sus síntomas, cómo reducir los factores de riesgo y cuáles son los mejores tratamientos disponibles.

¿Qué es la dermatitis atópica (eccema)?
Según explica el portal sobre salud Mayo Clinic, la dermatitis atópica, comúnmente conocida como eccema, es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que se caracteriza por la aparición de erupciones cutáneas, picazón intensa y sequedad. Afecta principalmente a niños, aunque también puede presentarse en adultos y suele estar asociada a otros trastornos alérgicos como el asma y la rinitis alérgica.
Esta condición se manifiesta en brotes, lo que significa que los síntomas pueden variar en intensidad y frecuencia. La dermatitis atópica es el resultado de una combinación de factores genéticos, ambientales e inmunológicos y su tratamiento incluye el uso de cremas hidratantes, corticosteroides y, en casos más severos, medicamentos inmunosupresores.
¿Cuáles son los síntomas de la dermatitis atópica (eccema)?
Los síntomas de la dermatitis atópica (eccema) incluyen:
- Piel seca y agrietada.
- Picazón intensa.
- Erupciones en la piel que pueden estar hinchadas y variar en color.
- Pequeñas protuberancias, especialmente en personas de piel morena o negra.
- Exudado y costras en la piel.
- Piel engrosada.
- Oscurecimiento de la piel alrededor de los ojos.
- Piel sensible y en carne viva debido al rascado.
Generalmente, la dermatitis atópica comienza antes de los 5 años y puede persistir hasta la adolescencia y la adultez. Los brotes pueden aparecer y desaparecer a lo largo del tiempo.
¿Cómo saber si una persona tiene dermatitis atópica?
El diagnóstico de la dermatitis atópica comienza con una evaluación clínica, donde el médico indaga sobre los síntomas del paciente, examina la piel afectada y revisa los antecedentes médicos. En algunos casos, se pueden realizar análisis para identificar alergias y descartar otras condiciones cutáneas que puedan presentar síntomas similares.
Si se sospecha que un alimento puede estar relacionado con la erupción, es recomendable consultar al médico sobre la posibilidad de realizar pruebas de alergias alimentarias. Además, el médico puede sugerir una prueba con parches, que consiste en aplicar pequeñas cantidades de diversas sustancias en la piel para observar posibles reacciones en las visitas posteriores.

¿Cuál es el mejor tratamiento para la dermatitis atópica (eccema)?
La dermatitis atópica, o eccema, puede ser tratada y prevenido mediante la humectación regular de la piel. Es fundamental establecer una rutina de cuidado personal que incluya la aplicación de cremas hidratantes después del baño, cuando la piel aún está húmeda. Esto ayuda a mantener la barrera cutánea y a prevenir la sequedad, que puede desencadenar brotes. Además, es importante identificar y evitar los irritantes que pueden agravar la condición, como ciertos jabones, detergentes o tejidos.
Si la humectación no es suficiente, es recomendable consultar a un proveedor de atención médica para explorar opciones de tratamiento más avanzadas. Esto puede incluir cremas medicinales que controlen la picazón y ayuden a reparar la piel. En casos más severos, se pueden considerar medicamentos orales o tratamientos biológicos. Es esencial seguir las indicaciones del médico y aplicar los tratamientos de manera adecuada para evitar efectos secundarios.
Para los bebés con eccema, se sugiere un enfoque cuidadoso que incluya baños breves con agua tibia y la aplicación de cremas hidratantes. También es crucial evitar temperaturas extremas y cualquier agente irritante. Si el sarpullido no mejora o parece infectado, es importante buscar atención médica, ya que el bebé podría necesitar medicamentos específicos para controlar la afección.
Dermatitis atópica (eccema): posibles factores de riesgo
Los factores de riesgo de la dermatitis atópica incluyen antecedentes personales de eccema, alergias, fiebre del heno o asma, así como la presencia de estas condiciones en familiares, lo que incrementa la probabilidad de desarrollar la enfermedad.