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La Asociación Americana del Corazón (AHA) publicó un conjunto de directrices que redefinen el diagnóstico y tratamiento de la presión arterial alta, lo que representa un cambio relevante en la prevención de enfermedades crónicas en Estados Unidos.

Cambian los parámetros para medir la presión arterial: una estrategia de salud preventiva

Según el nuevo criterio, los pacientes deberán mantener su presión por debajo de 130/80 mmHg, cuando antes el umbral era de 140/90. Esto significa que millones de personas podrían ser diagnosticadas con hipertensión y necesitar controles más frecuentes.

El cardiólogo David Sullivan, del Centro Médico Regional Centro-Sur, destacó que "el objetivo de esta actualización es reducir de manera integral el riesgo de enfermedades cardiovasculares". Además, subrayó que controlar periódicamente la presión arterial es el primer paso para prevenir complicaciones como infarto, accidente cerebrovascular o insuficiencia renal.

Las nuevas guías de la AHA no solo buscan proteger el sistema cardiovascular. Sullivan explicó que mantener la presión bajo control también puede reducir el riesgo de desarrollar demencia en la vejez, un hallazgo que refuerza el vínculo entre hipertensión y deterioro cognitivo.

Cambios en el estilo de vida

Aunque el tratamiento farmacológico sigue siendo una herramienta clave, los especialistas insisten en que la base del control está en los hábitos diarios.

  • Una dieta baja en sodio, como el plan DASH.

  • 150 minutos semanales de ejercicio moderado.

  • Chequeos médicos regulares.

Estos son pilares fundamentales para mantener una presión arterial saludable.

Un enemigo silencioso

La hipertensión arterial continúa siendo conocida como el "asesino silencioso", ya que la mayoría de los pacientes no presenta síntomas hasta que sufre complicaciones graves. Con el nuevo umbral, la AHA busca reforzar la detección temprana y promover la medicina preventiva.

"Estas guías permitirán que más personas reciban atención antes de enfrentar consecuencias irreversibles", concluyó Sullivan, quien recomendó integrar la medición de la presión en los controles de rutina.