Nadie quiso acompañar a Eliseo Almada, presidente del Consorcio de Gestión Puerto San Pedro, en la firma de la adjudicación del contrato de dragado de su canal de acceso. Es entendible, toda vez que el mismo surge de una licitación amañada, y que terminó siendo un traje a medida para la empresa Roma Port, vinculada directamente con la dragadora Pagliettini. Una licitación que dejó afuera a las dos firmas del rubro más importantes de la Argentina, las que ya habían profundizado con anterioridad este acceso con excelentes resultados.

La única salida posible para Almada fue el dictado de una "resolución extraordinaria" basada en la necesidad y la urgencia de comenzar a dragar. Lo que no se dice, es que la urgencia se produjo por el paso del tiempo, y el paso del tiempo, porque los directores del ente portuario nunca quisieron sentarse a la mesa con Almada para ratifica el contrato.

El origen polémico estaba en las especificaciones técnicas del pliego, las que destacaban que las dragas a utilizarse en las obras no podían exceder los 800 metros3 de capacidad de cántara, por lo que quedaron fuera las dos grandes empresas que hoy operan en Argentina, como la Compañía Sud Americana de Dragados, perteneciente al Grupo Jan De Nul y Dragados Argentinos SA (DASA) que poseen equipos más potentes y modernos.

Las únicas dos empresas de la región que utilizan estas dragas pequeñas son la argentina Pagliettini y la danesa Rohde Nielsen que actualmente tiene una posicionada en Uruguay. Sin embargo, al no tener bandera argentina, su eventual postulación hubiese sido vetada por Pagliettini conforme lo establece la ley de Navegación. Por tal motivo, Rohde Nielsen decidió no participar.

"No es un traje a medida. No trabajamos así. Durante mi gestión nunca hicimos traje a medida para nadie. Esta es una licitación pública transparente para que se presenten los interesados en hacer la obra", dijo en su momento a Transport & CargoEliseo Almada.

Los hechos posteriores demostrarían todo lo contrario.

LIMITACIÓN ARBITRARIA

En una nota enviada oportunamente por la Compañía Sud Americana de Dragados al Consorcio portuario, se señaló que "dicha limitación (800 metros3 de capacidad de cántara) resulta completamente arbitraria y lesiva a nuestro derecho de participar en el presente proceso licitatorio, toda vez que la misma obra ha sido realizada por nosotros en diferentes oportunidades, en la misma jurisdicción objeto del presente proceso".

Luego de citar los trabajos de dragado realizados por la firma en 2019, 2020 y 2021, Compañía Sud Americana de Dragados recordó que "todos ellos finalizaron en legal tiempo y forma, y cumplimentadas todas las obligaciones asumidas en la contratación".

Finalmente, solicitó sin éxito que se modifique la restricción por "existir hechos que demuestran sobradamente que la exigencia impuesta carece de fundamento".

Finalmente, solicitó sin éxito que se modifique la restricción por "existir hechos que demuestran sobradamente que la exigencia impuesta carece de fundamento".

Lo mismo hizo DASA, la otra firma afectada.

En nota, también dirigida a Eliseo Almada, definió como "limitación excesiva y arbitraria" que "perjudica nuestro derecho de participar en el proceso licitatorio toda vez que la misma obra ya fue realizada en el año 2018 por la draga DASA I de 2.700 metros3 de capacidad de cántara, valor sensiblemente superior al establecido en el presente pliego resultando la misma totalmente satisfactoria a los efectos de su ejecución y sin haber causado daño alguno a los recursos naturales y/o ambientales".

En la misiva, DASA dejó claro el grave perjuicio que sufre "ya que la imposición de dicha condición implica deliberadamente nuestra exclusión".

Al igual que la Compañía Sud Americana de Dragados, DASA también fracasó en el pedido formalmente para que se revea la limitante "a fin de subsanar y reparar nuestro derecho vulnerado".

El consorcio intenta dragar a 9,80 metros desde el kilómetro 0 del canal de acceso hasta el empalme con la Vía Navegable Troncal. Esto incluye el frente del muelle cabecera, el sector de maniobras y la dársena de ultramar, garantizando una solera de 60 metros en el canal.

En total, el dragado incluye 130.000 m2, 60 días corridos de obras y un desembolso de $175 millones.