

Con la llegada del calor y la proximidad del verano, muchas personas comienzan a embarcarse en dietas rápidas y extremas con el objetivo de perder peso de manera acelerada para estar en forma para la temporada de playa.
Sin embargo, esta presión por adelgazar de forma inmediata no siempre es la solución más saludable. Un reciente estudio científico revelo que, en lugar de recurrir a métodos drásticos, existen enfoques alimenticios que no solo ayudan a perder peso, sino que también tienen beneficios adicionales para la salud mental y metabólica.

¿Cuál es la dieta?
La dieta cetogénica, popularmente conocida como dieta keto, ganó notoriedad en los últimos años debido a su efectividad en la pérdida de peso. Sin embargo, sus beneficios van mucho más allá de lo estético, ya que esta dieta tiene un impacto positivo en la salud general de quienes la siguen.
Mejora de la salud mental: investigaciones recientes demostraron que la dieta cetogénica puede ser beneficiosa para personas con trastornos mentales severos. Un estudio publicado en Psychiatry Research indicó que este patrón alimenticio podría ayudar a reducir los síntomas de enfermedades como el trastorno bipolar y la esquizofrenia, mejorando la estabilidad emocional y reduciendo la severidad de los episodios psiquiátricos.
Beneficios metabólicos: la dieta keto es conocida por su capacidad para mejorar condiciones metabólicas como la diabetes tipo 2 y la resistencia a la insulina. Al reducir el consumo de carbohidratos y aumentar la ingesta de grasas saludables, el cuerpo entra en un estado de cetosis, donde utiliza las grasas como fuente primaria de energía. Esto ayuda a regular los niveles de azúcar en sangre y mejora la sensibilidad a la insulina.
Pérdida de peso sostenible: además de sus beneficios para la salud mental y metabólica, la dieta cetogénica es efectiva para perder peso de manera sostenible. Al reducir la ingesta de carbohidratos, el cuerpo comienza a quemar grasas como fuente de energía, lo que resulta en una pérdida de peso gradual y estable.
Reducción de la inflamación: la dieta keto también se asocia con una disminución de los marcadores de inflamación en el cuerpo, lo que puede ser beneficioso para personas con afecciones inflamatorias crónicas, como la artritis.
¿En qué consiste la dieta cetogénica o keto?
La dieta cetogénica es un régimen bajo en carbohidratos y alto en grasas que induce un estado metabólico llamado cetosis, en el que el cuerpo utiliza las grasas como fuente principal de energía en lugar de los carbohidratos. A continuación, te presentamos sus principales características:
- Reducción drástica de carbohidratos: se limita la ingesta de alimentos ricos en carbohidratos como azúcares, cereales, frutas, legumbres y tubérculos.
- Aumento del consumo de grasas: las grasas son la principal fuente de energía en este patrón alimenticio.
- Producción de cetonas: al estar en cetosis, el hígado convierte las grasas en cetonas, que sirven de combustible para el cerebro y ayudan a regular los niveles de azúcar en sangre.
- Variaciones en la dieta: algunas personas optan por realizar ciclos de cetosis intermitente, alternando días con alto consumo de carbohidratos con días de restricción.
¿En que consiste la dieta cetogenica?
Para seguir este patrón alimenticio de manera efectiva, es fundamental elegir los alimentos adecuados. A continuación, te mostramos qué se puede y qué no se puede comer en una dieta keto.
Alimentos permitidos en la dieta cetogénica:
- Carnes: Carnes rojas, pollo, pavo, cordero, etc.
- Pescados grasos: Salmón, atún, sardinas, caballa, entre otros.
- Huevos: Preferiblemente orgánicos o de pastoreo.
- Lácteos altos en grasas: Quesos curados, mantequilla, crema de leche.
- Nueces y semillas: Almendras, nueces de macadamia, semillas de chía, de girasol, etc.
- Aguacate: Un excelente aporte de grasas saludables.
- Verduras bajas en carbohidratos: Espinacas, lechuga, pepinos, brócoli, col rizada, calabacín.

Alimentos que deben evitarse:
- Azúcares: azúcar refinado, miel, jarabe de arce, y cualquier forma de azúcar.
- Cereales y granos: arroz, pan, pastas, avena, y productos derivados del trigo.
- Frutas ricas en carbohidratos: plátanos, manzanas, uvas, peras, etc.
- Legumbres: frijoles o porotos, lentejas, garbanzos y guisantes.
- Tubérculos: papas, camote, y otros tipos de raíces.
- Productos procesados: comidas enlatadas, fritas o con aditivos y conservantes artificiales.














