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Cada vez más estudios científicos confirman que la alimentación cumple un rol clave en la prevención de enfermedades cardiovasculares y entre los alimentos más recomendados por especialistas aparece uno económico, natural y fácil de conseguir que ayuda a combatir estas patologías y es ni más ni menos que el ajo.
Consumido crudo y de forma regular, especialmente por la mañana, puede ayudar a controlar la presión arterial, reducir el colesterol total y proteger el corazón de manera efectiva, según diversas investigaciones médicas.
Por qué el ajo es bueno para el corazón
Desde la antigüedad, el ajo es considerado un potente aliado de la salud cardiovascular. La clave está en la alicina, un compuesto que se libera al picarlo o triturarlo.

Esta sustancia ayuda a reducir el riesgo de infarto, evita la formación de coágulos y mejora la circulación sanguínea. Además, distintos estudios indican que el consumo de ajo crudo puede disminuir los efectos de la aterosclerosis, manteniendo las arterias flexibles y favoreciendo su correcto funcionamiento con el paso del tiempo.
Junto con el cuidado del corazón, el ajo fortalece el sistema inmunológico, actúa como antibacteriano natural, regula los niveles de glucosa en sangre y posee diferentes efectos antiinflamatorios que lo convierten en un complemento ideal para la salud del organismo.
Cuáles son los mejores beneficios de consumir ajo crudo
La ingesta de ajo crudo puede contribuir a muchos aspectos de la salud cardiovascular y entre los puntos más positivos de su consumo se encuentran las siguientes características:
- Previene infartos: el ajo es reconocido desde hace siglos por su efecto protector del corazón. La alicina ayuda a reducir el riesgo de ataques cardíacos y su mayor beneficio se obtiene al consumirlo crudo y picado.
- Cuida las arterias: consumir ajo crudo puede disminuir el endurecimiento arterial y ayudar a mantener la elasticidad de los vasos sanguíneos, una función clave que se pierde con la edad.

- Ayuda a bajar la presión: distintos estudios indican que el ajo puede reducir la presión arterial hasta un 8%, disminuyendo el riesgo de infartos y accidentes cerebrovasculares.
- Reduce el colesterol total: aunque no actúa directamente sobre el colesterol malo, el ajo crudo contribuye a bajar el colesterol total y los triglicéridos en sangre.
- Evita la formación de coágulos: gracias a la alicina y la vitamina B, el ajo mejora la circulación, fortalece los vasos y evita que las plaquetas se agrupen.
- Podría prevenir ciertos cánceres: aumentar el consumo de ajo se asocia con menor riesgo de cáncer de colon, estómago, páncreas, próstata y mama, según organismos de salud.
- Combate infecciones: por su acción antibacteriana natural, el ajo crudo ayuda a enfrentar infecciones por hongos y problemas intestinales, siempre con control médico.
- Refuerza las defensas: incluir ajo crudo en la dieta fortalece el sistema inmunológico gracias a sus propiedades antioxidantes, antivirales y antibacterianas.
- Tiene efecto antiinflamatorio: al triturarse libera alicina, un compuesto que podría reducir el riesgo de desarrollar osteoartritis.
- Regula el azúcar en sangre: el ajo mejora la sensibilidad a la insulina y puede ayudar a controlar la glucosa en personas con diabetes tipo 2.












