

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, dijo que salir del sistema de dolarización sería una "hecatombe" y subrayó que mientras él este en el poder se mantendrá ese esquema en la nación andina, que lo asumió hace más de diez años tras una de las peores crisis financieras de su historia.
"Se los digo una vez más, mientras yo sea presidente, se mantendrá la dolarización. Ya basta de tantos rumores irresponsables", señaló Correa, que afronta desde principios de mes reclamos de críticos y de opositores por la pretensión de elevar impuestos a la herencias y a la plusvalía.
"Sería una hecatombe salir de la dolarización. Les insisto: nuestro Gobierno mantendrá la dolarización a cualquier costo", reiteró en una ceremonia realizada en la provincia costera de Manabí en la que se refirió a las protestas de las últimas semanas.
Las protestas ciudadanas se redujeron cuando el gobernante anunció el retiro "temporal" de los proyectos de ley sobre plusvalía y herencias, pero no han desaparecido, pues se exige el archivo definitivo de esas propuestas.
El gobernante, que ha dejado abierta la posibilidad de ese archivo si le demuestran que esas iniciativas afectan a los pobres y a la clase media, abandera un "diálogo nacional" sobre esos proyectos y sobre el modelo social y económico.
Reveló que este intercambio de ideas ya dio "sus primeros frutos" y que tras una reunión esta semana con "importantísimos empresarios", con los que tuvo "un diálogo franco", acordaron la "flexibilización" del proyecto de ley de herencias "para el caso de empresas, o más concretamente, para negocios en marcha".
"No es lo mismo recibir como herencia una empresa que recibir una casa con piscina", señaló el mandatario, y agregó que quien reciba "una casa con piscina, un activo improductivo, bueno, que pague un poquito más que el que recibe una empresa en marcha porque eso podría afectar la marcha del negocio".
Según cifras publicadas por el Banco Central de Ecuador, la inflación del país es de 4,5% interanual, la tasa de desempleo hasta mayo es de 4,8% y 17,4% del PBI pagaría la deuda externa pública ecuatoriana.












