José Saia y Julio Tereñes se conocieron hace ya más de 20 años, cuando ambos trabajaban en relación de dependencia para un fabricante de galletitas, en las áreas de Mantenimiento y Producción, respectivamente. Pero, las ganas de hacer algo propio no se hicieron esperar. Saia tomó la iniciativa, renunció a su empleo y Tereñes siguió sus pasos. En 1994, fundaron Terepín (por Tereñes y Pino, apodo de Saia), con la idea de fabricar galletitas del tipo pepas de panadería, con dulce de membrillo, pero de forma industrial. Y lo lograron. Hoy, emplean a 150 personas, facturan casi $ 50 millones y producen 32 toneladas diarias. Confiaba en mi capacidad, como para poder iniciar una gestión. Fue encontrarnos y llevarlo a cabo, comparte Tereñes.
Como primera medida, los socios adquirieron un horno de 12 metros, que compraron a una fábrica que estaba en proceso de cierre. Buscamos el modo de industrializar las masas secas de confitería. El producto que hacemos nació en 1996, explica Saia.
Pero el estallido de 2002 les planteó un cambio de paradigma y, a la vez, una oportunidad. Hasta ese momento, además de las pepas, fabricábamos otros productos semiartesanales, bañados en chocolate. Pero, con la crisis, nos resultaba difícil colocarlos y decidimos volcarnos exclusivamente a la pepa. Apostamos a una mayor producción y a poder ubicarnos en el mercado de la clase media. La pepa, hasta entonces, estaba marginada en la gente de menos recursos, explica Saia. El cambio de estrategia, asegura, les dio la posibilidad de ingresar a la Ciudad de Buenos Aires.
La mercadería se comercializa en el canal mayorista de galletitas y kioscos y en supermercados Jumbo, Carrefour, Disco, Walmart, Día, Changomás y Vea.
Cambio de rumbo
No obstante, en 2009, la firma cambió, nuevamente, su estrategia y abandonó la idea de monoproducto. Así, empezó a fabricar la línea Soft, de origen italiano, una variedad de galletita rellena y que, entonces, ya se producía en los Estados Unidos, Europa y Brasil. Para concretar este desarrollo, Terepín invirtió $ 2,5 millones, de capital propio. Se hizo infraestructura y se compró un horno, agrega Saia.
Pero, en paralelo, los socios desarrollaron otra compañía, Establecimientos San Manuel, una firma agroindustrial en la que, en 2007, instalaron un molino harinero adquirido en Italia. Desde allí, siembran trigo y producen harina para abastecer a la empresa madre, Terepín.
La fabricante de galletitas, de a poco, gana presencia internacional y exporta el 10% de su producción. Mediante dos distribuidores, consiguió ingresar, desde hace dos años, en el mercado neoyorquino y en Miami, en los Estados Unidos, plazas a las que envía mercadería cada dos meses. Asimismo, a través de Falabella, comercializa en Chile, Perú y Colombia. Por estos días, estamos enviando nuestro segundo embarque; los productos se venden en Tottus (N. de la R.: la cadena de hipermercados del Grupo Falabella), agrega Saia.
De cara a 2014, los socios analizan incorporar una nueva línea. La idea es hacer un producto de vida sana, con cereales, cero grasas trans, agregado de fibras, comparte Saia. Las pruebas arrancarían post vacaciones de verano. Nos va a dar la posibilidad de entrar al mercado con otras 14 toneladas diarias de producción, dice.
La planta se encuentra en el partido bonaerense de San Martín. Estamos terminando entre 600 y 800 metros cubiertos para instalar la nueva línea en un espacio que tiene otros 1800 metros. En frente, tenemos 300 m2 alquilados y una planta propia, que tiene 800 m2, con dos líneas de producción, explica Tereñes.
Laura Mafud
Ficha
* Fundación: 1994
* Sector: fabricante de galletitas
* Cantidad de empleados: 150
* Facturación 2013 (estimada): $ 50 millones
* Producción diaria: 32 toneladas
