La leyenda irlandesa dice que al final del arco iris hay una gran olla de monedas de oro. Pero en Chascomús el premio es mayor: una de las mejores medialunas de manteca del país. En el costado del kilómetro 113,5 de la ruta 2 nació el Parador Atalaya, uno de los puntos obligatorios en el camino a la Costa Atlántica. Este proyecto nació hace casi 80 años de la idea de dos hermanos españoles, que en sus inicios tenían en su menú productos muy diferentes de los que se destacan ahora.

Ángel y Odilio García tenían una empresa de colectivos y hacían con regularidad el trayecto entre Buenos Aires y Mar del Plata. En ese entonces el viaje podía durar hasta diez horas. Ellos vieron una oportunidad de negocios en la posibilidad de que las personas frenaran a mitad de camino para cargar combustible a sus vehículos y descansar.

Fue así como abrieron su parador en 1942. Sin embargo, lejos de las famosas medialunas, su menú estaba marcado por sus orígenes. Se destacaban el puchero, el jamón y las pastas caseras. Pero de España también se trajeron a un pastelero quien ideó la receta de las facturas de manteca.

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