En los 80 el negocio de los preservativos no tenía el tamaño que ostenta hoy en la Argentina. Si bien con el avance del VIH y una mayor concientización respecto de las enfermedades de transmisión sexual comenzaba a tener lugar a nivel global, en el país no tenía transcendencia. Sin embargo, Alberto Kopelowicz vio este producto en Alemania y decidió darle mayor espacio a esta industria en el mercado loca. Así creó Tulipán, una de las marcas más populares del segmento y también una de las más irreverentes a la hora de comunicar.

Después de la Segunda Guerra Mundial, Bielorrusia quedó devastada. La familia Kopelowicz estaba sumida en un ambiente exterior hostil y una situación económica compleja. Solo tenían recursos para que uno de sus 13 hijos abandonara el país y buscara un futuro mejor. El elegido fue Felipe, quien se destacaba por su inteligencia y creatividad.

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