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El avance de los proyectos mineros en la Puna salteña empezó a reconfigurar el mapa inmobiliario de la capital provincial. Con un flujo sostenido de profesionales que llegan desde otras ciudades, empresas que amplían operaciones y obras públicas asociadas a la cadena del litio, Salta se convirtió en un polo de inversión que algunos locales ya se animan a comparae con lo ocurrido en Añelo gracias el auge de Vaca Muerta. La diferencia es que aquí el impulso minero se monta sobre una economía más diversificada, donde agricultura, turismo y servicios ya tenían un rol relevante.

Ese contexto derivó en una expansión visible en varias tipologías: viviendas, condominios de alquiler, oficinas corporativas y hotelería. La zona de San Lorenzo Chico, ubicada a 20 minutos del centro, concentra buena parte del crecimiento. Allí se desarrollan nuevos barrios cerrados, proyectos mixtos y edificios de oficinas que buscan absorber una demanda que, según operadores del sector, supera la oferta disponible desde hace por lo menos dos años.

La minería está impulsando con fuerza la demanda inmobiliaria en la ciudad”, señaló Jonás Beccar Varela, director institucional de Proyecto Norte. con este fenómeno en mente, la desarrolladora inauguró el jueves pasado, junto con la apertura de la Feria de Arte de Salta, el condominio La Trinidad, un complejo de 58 departamentos pensados exclusivamente para renta, con un único dueño.

El condominio La Trinidad tiene 58 departamentos que se destinarán exclusivamente a renta

Además, el empresario apuntó a un fenómeno paralelo: “La minería impulsó la demanda de oficinas. Se está creando un nuevo polo corporativo en San Lorenzo Chico”. Aunque su desarrollo no responde solo al litio, la llegada de consultoras, constructoras y proveedores del sector aceleró ese proceso.

Alta rentabilidad

En el segmento de renta, los operadores coinciden en que Salta ofrece retornos competitivos. “La rentabilidad puede llegar al 10%, similar a la que se encuentra en Añelo, pero la diversificación económica de la provincia vuelve esta inversión más atractiva”, afirma Beccar Varela. Para inversores individuales y corporativos, la combinación de demanda insatisfecha y crecimiento demográfico -1,2% anual en los últimos años- funciona como un incentivo adicional.

Entre los proyectos que ganaron visibilidad se destacan el condominio La Trinidad, pero no es el único movimiento relevante del sector. Otros desarrollos privados siguen ampliando la oferta residencial y corporativa: el complejo WA y WA Diamond, de Grupo MDAy, avanzan en San Lorenzo Chico con propuestas de vivienda y usos mixtos que acompañan la consolidación del nuevo distrito.

La zona de San Lorenzo Chico, en las afueras de Salta se consolida como un polo de oficinas corporativas

El turismo también acompaña el ciclo económico. A la presencia del Sheraton —instalado desde hace años— se sumará en 2027 la llegada del Hilton Garden Inn, un hotel de 112 habitaciones que marcará el desembarco de la cadena en la provincia. Operadores del rubro señalan que la demanda corporativa crece a la par de la actividad minera y que un actor internacional adicional ayudará a ampliar la oferta para eventos y estadías ejecutivas.

Detrás del auge actual también hay un proceso más lento y menos visible: la consolidación de desarrollos urbanos que integran viviendas, comercios, servicios de salud y espacios verdes. La expansión de San Lorenzo Chico —hoy convertido en un nuevo distrito— es un ejemplo de esa tendencia, donde distintas desarrolladoras y comercios fueron completando un ecosistema que excede la lógica del loteo tradicional.

Mientras los grandes proyectos mineros avanzan en la Puna y Salta recibe nuevos flujos migratorios, el mercado inmobiliario local sigue captando inversores atraídos por la combinación de rentas altas, escasez de oferta y una economía que no depende exclusivamente del litio. El mapa urbano se sigue moviendo y, para muchos en el sector, el nuevo ciclo recién empieza a tomar forma.