El presidente ejecutivo de Enel defendió sólidamente la estrategia de impulso a las energías renovables que realizó la empresa de servicios públicos estatal italiana en estos últimos años, mientras enfrenta la posibilidad de ser despedido por el nuevo Gobierno italiano el próximo mes.

Francesco Starace transformó la empresa eléctrica que vale 55.000 millones de euros en uno de los productores de energía renovable más grandes del mundo desde que asumió el mando, en 2014.

Sobre el tema, dijo que este cambio había demostrado su valor durante la crisis energética y posicionaría bien al grupo, en una Unión Europea que intenta poner fin a su dependencia del gas ruso.

"La compañía cumplió sus metas en 2022, que fue un año muy, muy difícil", dijo Starace al Financial Times. "Es el momento en el que todo el trabajo que realizamos mostrará la fortaleza que tenemos en el sistema".

Los medios de comunicación han sugerido que el nuevo Gobierno italiano de derecha de Giorgia Meloni está entrevistando a otros posibles candidatos para el puesto de Starace.

La Primera Ministra se mostró partidaria en otras oportunidades de una mayor perforación nacional de gas natural y criticó a los activistas climáticos como Greta Thunberg.

Starace, en cambio, es un firme partidario de abandonar los combustibles fósiles y Enel en estos momentos se anuncia a sí misma como la compañía de energía renovable más grande del mundo, con 56 giga-watts (GW)de energía baja en carbono.

Como director ejecutivo de Enel, ha abogado por una reducción drástica del consumo de gas para fines no industriales, y la empresa está cerrando progresivamente sus plantas de carbón como parte de su objetivo de generación de energía con cero emisiones.

Aclaró que hubo poco debate sobre esta estrategia, y la describió como "claramente el camino a seguir" y dijo que Enel estaba "totalmente de acuerdo" con los esfuerzos del nuevo gobierno para diversificar sus fuentes de energía fuera de Rusia, y describió la seguridad energética como "lo que importa para la soberanía de cualquier país".

Enel se va de la Argentina (N.d.R.: donde tiene a Edesur como principal activo), Perú y Rumania como parte de un plan de ajuste de 21.000 millones de euros destinado a reducir su deuda, que se disparó a 69.000 millones de euros a fines de 2022, en parte debido a los costos adicionales que tuvo por proteger a sus clientes del aumento de los precios mayoristas.


Enel se va de Argentina, Perú y Rumania como parte de un plan de ajuste de 21.000 millones de euros destinado a reducir su deuda, que se disparó a 69.000 millones de euros a fines de 2022, en parte debido a los costos adicionales que tuvo por proteger a sus clientes del aumento de los precios mayoristas.

La agencia calificadora Fitch dijo que estas desinversiones "mejorarían moderadamente el perfil comercial del grupo y simplificarían su estructura".

Enel inauguró una nueva fábrica de paneles solares en Sicilia, parcialmente financiada por una subvención de la Unión Europea, que será la más grande de Europa. Al respecto, Starace dijo que la empresa estaba planeando una instalación similar en Estados Unidos, donde la administración Biden creó grandes subsidios para inversiones en energías renovables.

La medida es parte de trabajo para lograr reducir la dependencia que Occidente tiene de China, el mayor fabricante mundial de paneles solares.

Pero Meloni advirtió el año pasado "que la transición a lo eléctrico sin controlar la materia prima nos hará aún más dependientes de China que de Rusia".

Starace describió el crecimiento de las energías renovables como "una tendencia que es mucho más fuerte que los pequeños contratiempos que pueden ocurrir en el camino".

"¿Por qué estamos en este problema? No porque dependamos demasiado del gas de un solo país que se volvió loco, sino porque teníamos una mala estrategia ecológica", dijo.

El jefe de Enel desestimó las especulaciones sobre su futuro y las calificó como puro ruido. Y argumentó que no veía "contradicción" entre el gobierno y su estrategia, pero agregó que "nadie es indispensable".