Según la Asociación Internacional de Mercados de Capitales (ICMA, por sus siglas en inglés), define a los bonos sociales como aquellos utilizados para financiar o refinanciar, total o parcialmente, proyectos que generen resultados sociales positivos, que pueden ser de nueva creación o estar ya en marcha. Es decir, estos fondos pueden usarse, por ejemplo, para mantener o incrementar la ocupación laboral de una determinada población; en proyectos de formación y desarrollo académico o favorecer el acceso a la vivienda de poblaciones vulnerables.

En el último tiempo, se han realizado en la Argentina diversas colocaciones de estos bonos de manera muy exitosa. Uno de ellos fue el de Trasa, una empresa B que instala Unidades Modulares de Inclusión Financiera (UMIF) en barrios populares. Estas unidades funcionan como un centro unificado de servicios financieros donde se puede realizar el pago de facturas, impuestos y tarjetas de crédito; recargas virtuales (de SUBE, celulares, entre otros); compra de pasajes y cuentan con un cajero automático. Asimismo, son operadas por vecinos del barrio popular donde se ubican, favoreciendo la generación local de empleo.

Este año lanzaron un bono social por $ 30 millones para refinanciar la colocación de 11 Cajeros Automáticos (ATMs) y 3 Unidades Modulares de Inclusión Financiera en barrios populares de la provincia de Buenos Aires, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Chaco, Entre Ríos, Misiones y Salta.

"Trasa tiene un propósito: llevar inclusión financiera a todas las personas, cumpliéndolo mediante el traslado de productos y servicios de la empresa a los barrios populares", subraya Ricardo Minicucci, fundador de Trasa. En este camino, el desafío es enorme, ya que hay más de 5000 barrios populares donde viven más de cinco millones de personas. "Nuestro gran desafío es seguir construyendo productos y servicios para estas poblaciones", añade Minicucci.

En cuanto a la colocación, Minicucci señala que "hace unos meses, el mercado estaba ávido de este tipo de instrumentos y se habían realizado colocaciones de organizaciones no empresariales como Techo y Sumatoria. Por lo tanto, creíamos que, si lográbamos contar lo que hicimos en estos años y lo que queremos hacer, íbamos a tener éxito". La respuesta fue sumamente positiva, ya que obtuvieron una sobredemanda de cinco veces más de lo esperado.

"Nos compraron sociedades de bolsas, bancos, entre otros actores financieros. Así, el mercado confirmó lo que estábamos haciendo. Fue un voto de confianza", afirmó. Además, lograron ser la primera empresa B en lanzar un bono social. Actualmente, ya instalaron la primera unidad post bono y están presentes en 19 barrios del país.

Por último, Ricardo Minicucci destaca que Trasa impulsa las finanzas sostenibles en sus inversiones. "Retiramos el dinero del banco tradicional y lo llevamos a la ganadería regenerativa". Esta inversión les dio mejores réditos económicos que la tradicional. "Tuvimos una ganancia extra de 50% a la inflación".

En cuanto a los próximos pasos, Minicucci responde: "Queremos sacar un nuevo bono con más potencia, que nos conozcan otros jugadores del mercado, pero también queremos invitar a otras empresas B a formar un fondo, para que sean conocidas y que puedan obtener dinero del mercado, quizás a mejores tasas que la economía tradicional".

"Hoy existen más de 7 millones de MiPyMes en la región y más del 50% es liderado por mujeres. A pesar de ser impulsoras de la economía y generadoras de empleo, las emprendedoras latinoamericanas son las que poseen más barreras para acceder a servicios y a herramientas de gestión financiera, habilitadores claves para la formalización y crecimiento de sus proyectos", expresan desde Pro Mujer, que desde hace más de 33 años trabajan en la región para avanzar hacia la igualdad de género, a través de un modelo holístico, que brinda financiamiento (microcréditos), servicios de salud y capacitación.

En Argentina, está presente desde hace 17 años y a principio de año realizaron una colocación por $200.000.000. "Emitir esta obligación negociable es clave porque nos permite conseguir financiamiento para continuar brindando opciones de inclusión financiera a las mujeres", remarcan desde Pro Mujer. Gracias al bono pudieron brindar financiamiento a más de 1400 emprendedoras de Argentina.

Desde el lado de los inversores, afirman que "la emisión de este bono fue un hito muy importante para la región ya que fue la primera realizada bajo un nuevo régimen creado por la Comisión Nacional de Valores", especialmente para empresas sociales de microfinanzas como Pro Mujer (régimen Simplificado y Garantizado para Emisiones de Obligaciones Negociables con Impacto Social -N°940/2022). Antes de la creación de este régimen, las empresas sociales no estaban habilitadas para emitir bonos en el mercado de valores.

De esta manera, el primer Bono de Género, bajo este nuevo régimen, marcó un hito para los mercados emergentes de América Latina al permitir el uso del mercado de capitales por parte de actores vinculados a las microfinanzas y la inversión de impacto; y también al adaptar los instrumentos financieros a las condiciones del mercado, que es fundamental para el crecimiento de la financiación sostenible en los mercados emergentes.

"Este nuevo régimen democratiza el acceso de los inversores a las herramientas de inversión de impacto. Es una herramienta que permite al sector de la inversión jugar un papel fundamental al permitir que el capital se alinee detrás de propuestas que generen no solo rendimientos económicos sino también un impacto social real, medible y rastreable", precisan desde Pro Mujer. Por último, están trabajando en una segunda emisión más grande que la primera.

"Distribuir energía en nuestra comunidad, incluye la búsqueda de soluciones para los barrios populares a través de la inclusión eléctrica y el consumo eficiente. En este caso, el objetivo fundamental del proyecto fue la instalación de medidores inteligentes en estos barrios, que forman parte de un servicio diseñado para estos clientes que les permite monitorear su consumo, así como tener saldos de emergencia", detalló Silvana Coria, gerente de Planeamiento, Control y Relación con Inversores de Edenor, sobre la emisión del bono social que realizaron. La misma fue de u$s 55 millones, y se encuentra listada en el panel de Bonos SVS (Sociales, Verdes y Sustentables) de BYMA y alcanzó a más de 400.000 clientes.

En cuanto al interés de los inversores, Coria resalta que es alto y "la mayoría de los fondos del exterior tienen criterios de selección de proyectos que deben cumplir objetivos ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés), para poder ser seleccionados". Además, en el caso del bono social, las inversiones con miras a la inclusión eléctrica tienen un efecto no sólo beneficioso para la compañía e inversores, sino para toda la comunidad. "Los clientes que tienen su medidor inteligente en sus casas, y su factura con su dirección, no solo tienen energía para el día a día de sus actividades, pueden acceder también a la inclusión financiera al poder presentar el comprobante de Edenor para realizar un trámite bancario, postularse a un trabajo, entre otros", finalizó Coria.