Una de las primeras cosas que Pablo Iuliano procuró en su nueva función es apaciguar. Calmar ánimos y ansiedades. Algo que ya se había logrado hace un mes, con los acreedores de Aconcagua Energía, que aceptaron, con un respaldo superior al 96%, la propuesta de reestructuración de deuda de la empresa.
En los 10 días que lleva en su nueva función, el ex CEO de YPF se reunió con dos gobernadores -Alfredo Cornejo (Mendoza) y Alberto Weretilneck (Río Negro)- y sus respectivas ministras de Energía para llevar tranquilidad. Es que, durante todo el tiempo en que la petrolera independiente entró en default -por un pasivo superior a u$s 400 millones- y encauzó su crisis financiera, la actividad en los yacimientos que tiene en ambas provincias se resintió, con la consecuente dosis de incertidumbre que eso provocó.
"No es que estuvo paralizado porque la compañía siguió operando. Pero no con absoluta normalidad, sino con restricción de gasto. Eso hizo que algunos pozos terminaran parando. Y, ahora, intervenimos para volver a retomar la producción", cuenta Iuliano, en diálogo con El Cronista. "Ellos, las provincias, son los dueños del recurso. Así que estuve dándoles las pinceladas de lo que queremos hacer", agrega desde Río Negro. No sólo porque sea donde él, personalmente, vive. "Es clave estar cerca del lugar donde suceden las cosas, de las operaciones. Estar insertos en las localidades donde operamos. Eso es un valor fundamental", destaca.
"Lo que queremos hacer" es el plan de 100 días, con el que Iuliano -un platense migrado de chico a Neuquén y que tuvo una destacada carrera técnica en YPF- pretende reanimar la actividad e, incluso, incrementar entre 5% y 10% la producción. Pero, fundamentalmente, no perder el gran tren de la industria energética local: el shale. Algo que él conoce muy bien: fue jefe de no convencionales de YPF en los albores de Vaca Muerta.
"Prácticamente, hoy no tenemos producción de shale. Nuestra visión es crecer de la mano de eso. Dependerá de las primeras inversiones que podamos realizar, de los planes que hagamos para el año que viene y los subsiguientes. Pero nuestro vector de crecimiento es el no convencional: eso lo tenemos claro", asegura.
Esa ampliación del foco para las áreas que hoy tiene la empresa -13, más una todavía en exploración- no es la única novedad. El cambio de accionistas y management trajo un nuevo nombre. Aconcagua Energía, ahora, se llama Tango Energy Argentina. La misma denominación que la sociedad anónima unipersonal, Tango Energy, que Iuliano había creado tras su salida de YPF -fue CEO hasta diciembre de 2023- y a la cual, luego, se sumaron Vista y Trafigura -los dos mayores socios comerciales (y acreedores) de Aconcagua- para el salvataje.
Tango se quedó con el 90% de las acciones de Aconcagua a cambio de una inyección de capital de u$s 36 millones. Para que eso ocurriera, la condición sine qua non era que la petrolera reestructurara su deuda -u$s 220 millones de obligaciones negociables, más u$s 60 millones de bancos y otros pasivos, al margen de u$s 140 millones con Vista- con un piso del 90%. El cambio de nombre resulta una metáfora: después de haber estado en la cornisa y hacer cumbre, ahora, toca el momento de bailar.
"El objetivo de estos cuatro meses es estabilizar la compañía. Trabajar rápido sobre eficiencia e incrementar la producción entre 5% y 10%, que es un muy buen número para campos maduros. Y, con eso, crear la plataforma de crecimiento que nos permita, en el futuro, desarrollar el no convencional", traza Iuliano, cuya llegada como CEO, asegura, fue consecuencia de ser viejo conocido de todos los actores en pugna: los fundadores de Aconcagua -Diego Trabucco y Javier Basso, dos ex YPF- y Miguel Galuccio, hacedor y CEO de Vista, y antiguo jefe suyo en la petrolera nacional.
"Conozco a todos. En algún momento, me plantearon el puesto, imaginando cómo podrían salvar a la compañía. ¿Por qué acepté? No es un buen mensaje para el mercado que empiecen a quebrar empresas petroleras. Había posibilidades de hacer este salvataje", explica.
"Además de esa oportunidad, me atrae el desafío. La compañía estaba en condiciones bastante malas. Pero, también, me permite desarrollar el no convencional, que es lo que me gusta hacer. El 60% de la producción argentina de petróleo hoy es convencional y yo participé en los pozos", agrega.
Se administrará la inyección de los u$s 36 millones, aclara. "El desembolso, la capitalización de la compañía, se realizará en la medida que esos fondos sean necesarios. Lo haremos durante este período de tres, cuatro meses. Eso nos dará el capital de trabajo necesario para volver a poner a la empresa a trabajar como tiene que trabajar", enfatiza.
Por lo pronto, se tomaron dos decisiones claves. Una: retirar a la empresa del régimen de oferta pública. "Es un mensaje de cuidado hacia los que hoy son tenedores de bonos reestructurados: no estamos yendo a buscar dinero al mercado para seguir rolleando deuda y deteriorar nuestros indicadores de deuda-ebitda. Dar la señal de que nadie acá está pensando a salir a tomar deuda de nuevo inmediatamente", explica Iuliano. En todo caso, agrega, "siempre podés volver" a mediano o largo plazo, en caso de ser necesario capital para las fuertes inversiones que exige el shale.
La otra novedad fue una reforma del estatuto de la empresa. Entre otros puntos, establece las condiciones de ingreso para nuevos accionistas, con exclusiones explícitas a cerca de 30 empresas, identificadas bajo la categoría "Persona restringida". Todos, grandes traders de commodities, competidores directos de Trafigura.
Una formalidad, relacionada con las exigencias de compliance de ese inversor, explican en la ahora Tango Energy. Pero, también, otra señal clara a los acreedores.
"Hubo dos compañías muy importantes, Tango y Trafigura, que son co-controlantes de Tango. En ese punto, una de las cuestiones que planteamos es que no podemos salir antes de 24 meses. Es una condición clave para el mercado", asevera Iuliano.
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