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Tu cerebro graba tu vida como una película: así crea las "escenas" de tu día

Científicos descubren cómo la mente edita tu vida y toma las riendas de tus recuerdos.

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Cada día, vivimos una serie continua de eventos que, sin embargo, no recordamos como un flujo ininterrumpido. 

Nuestro cerebro tiene la extraordinaria capacidad de dividir nuestras vivencias en "escenas", lo que nos permite navegar por el mundo de manera más efectiva y recordar nuestras experiencias de forma coherente.

Ahora, un estudio reveló que tenemos más control sobre esta segmentación de lo que imaginamos, abriendo nuevas perspectivas sobre la memoria.

 Dirigimos la película de nuestra vida: cómo organizamos nuestros recuerdos. Fuente: Shutterstock.  

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El cerebro como editor de escenas

La vida cotidiana está llena de transiciones: entramos y salimos de habitaciones, comenzamos y terminamos conversaciones. 

Tradicionalmente, se pensaba que estos cambios físicos eran los responsables de que nuestro cerebro estableciera nuevos límites entre las experiencias. 

Por ejemplo, cuando salimos del trabajo y entramos a un restaurante, se crea una nueva escena que transforma nuestra experiencia del día. 

Este cambio de ambiente nos permite dejar atrás las preocupaciones laborales y sumergirnos en un espacio donde podemos relajarnos y disfrutar de la comida y la compañía. 

Sin embargo, una investigación liderada por Christopher Baldassano, profesor de Psicología en la Universidad de Columbia, sugiere que nuestras expectativas internas también desempeñan un papel crucial en este proceso.

 En este sentido, el cerebro actúa como un editor, determinando qué partes de nuestras vivencias se convierten en escenas, influenciado no solo por el entorno físico, sino también por lo que realmente nos importa y en lo que estamos enfocados en un momento específico. 

El experimento que cambia todo lo que creíamos

Para analizar esta hipótesis, Christopher Baldassano diseñó un experimento que utilizó narrativas con guiones superpuestos, combinando diferentes contextos y situaciones sociales. 

Crearon 16 historias cortas que incluían eventos cotidianos, como una cena en un restaurante, una propuesta de matrimonio o una ruptura amorosa. 

Durante el experimento, los participantes escucharon estas historias mientras sus cerebros eran escaneados mediante imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI). 

A cada participante se le solicitó que prestara atención a un aspecto específico de la narrativa, ya sea el contexto o la interacción social.

 Los resultados fueron reveladores: cuando los participantes enfocaban su atención en el contexto, sus cerebros segmentaban la historia en función de los cambios relacionados con ese entorno, como sentarse a la mesa o hacer un pedido. 

En contraste, cuando se les pedía que se concentraran en la interacción social, como la propuesta de matrimonio, los límites de los eventos se ajustaban para alinearse con esos momentos clave de la historia.

El entorno físico y nuestras propias expectativas interactúan para crear "escenas" mentales. Fuente: Shutterstock.  

Atención y memoria 

Uno de los descubrimientos más sorprendentes fue cómo la atención dirigida puede influir en nuestra memoria. 

Después de escuchar las historias, los participantes fueron evaluados sobre lo que recordaban, y los resultados mostraron que tendían a olvidar detalles relacionados con la parte de la historia que no habían estado observando de cerca. 

Este descubrimiento no solo proporciona información sobre cómo nuestros cerebros dividen nuestras experiencias, sino que también tiene implicaciones importantes para nuestra vida cotidiana. 

Los resultados sugieren que tenemos más control sobre lo que recordamos de lo que pensamos. En lugar de ser meros receptores pasivos de experiencias, podemos elegir qué partes de nuestras vidas son más memorables. 

La flexibilidad del cerebro humano

La capacidad del cerebro para segmentar eventos es un ejemplo de su flexibilidad. 

Sin la capacidad de segmentar eventos, nuestras vidas serían un flujo interminable de estímulos, lo que dificultaría la formación de recuerdos coherentes. 

La segmentación nos permite dar sentido a nuestra experiencia, creando bloques de información manejables que podemos almacenar y recuperar cuando sea necesario.

Sin embargo, este proceso puede resultar problemático en ciertas condiciones neurológicas. 

Trastornos como el síndrome de estrés postraumático (TEPT) o la demencia pueden afectar la capacidad de las personas para segmentar eventos de manera efectiva. Esto puede conducir a dificultades en la memoria y en la percepción del tiempo. 

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